La escritora y filóloga española Irene Vallejo prepara su tercera novela, a cinco años de la publicación de su famoso ensayo El infinito en un junco
GUADALAJARA.– Apasionada de los libros que no se dejan definir fácilmente, “los inclasificables”, la escritora y filóloga española Irene Vallejo (1979) está decidida a seguir jugando con las estructuras literarias y prepara ya su tercera novela, en la que “me interesa pensar el lugar de las humanidades en el mundo contemporáneo”.
De visita en la 38 Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la novelista afirma en entrevista con Excélsior que “las humanidades siempre me han importado. Me preocupa el predominio de la idea del éxito y de lo pragmático mal entendido”.
Comenta que le fascinan “esos territorios fronterizos entre lo que llamamos ficción y no ficción, que es un cajón de sastre en el que entra todo lo que no sea poesía, relato, novela y dramaturgia. Siempre hago una nueva estructura para cada proyecto”.
La ensayista destaca que “voy recogiendo materiales, tomando notas, haciendo lecturas; aún no puedo entrar en ese grado máximo de concentración. Pero en el nuevo proyecto deseo jugar con la hibridación de géneros”.
A cinco años de la publicación de su famoso ensayo, El infinito en un junco (Siruela), admite que hay un antes y un después de este libro, que confeccionó pensando que sería el último.
Llevaba más de una década publicando con editoriales independientes, de alcance local, sin reseñas en la prensa, sin impacto en la vida literaria española. Trabajaba en la trinchera de la literatura. Acudía a pequeñas ferias rurales, a clubes de lectura, a colegios e institutos de pueblos chiquitos”, explica.
Era muy difícil vivir económicamente. Y nació mi hijo Pedro con graves problemas de salud. Empecé a escribir el ensayo para sobrevivir a su fase de hospitalización y porque era terapéutico para mí. Pero sin ninguna expectativa”, agrega.
La doctora en Filología Clásica por las universidades de Zaragoza y Florencia evoca que escribió El infinito en un junco cuando “el mundo auguraba el fin de los libros, las humanidades estaban en retroceso en los programas escolares y los clásicos se encontraban en demolición. Parecía que les estaban expidiendo el certificado de defunción”.
Y, para su sorpresa, el título la hizo merecedora de premios importantes a nivel internacional y ganó miles de lectores. “Cuando un libro tiene un éxito inesperado, probablemente ha tocado una tecla de la que nadie era consciente o ha abordado un tema subestimado. No tenía un diagnóstico, lo hice por convicción interior, como un acto de gratitud”.
La autora de las novelas La luz sepultada (2011) y El silbido del arquero (2015) añade que “siempre se dice de la novela que es el género más versátil, que lo admite todo, que lo engulle todo, que se apodera, que mezcla, que hibrida.
Y, sin embargo, creo que el ensayo tiene más posibilidades que los recursos de la narrativa, los tonos, pasajes o elementos de la no ficción caben en él. Lo que más me sorprende es la reacción emocional de lo que llamo mi tribu del junco ante un ensayo, del que se espera algo intelectual, pero no lo emocional”.
La autora de los títulos de literatura infantil y juvenil El inventor de viajes (2014) y La leyenda de las mareas mansas (2015), que Alfaguara acaba de publicar en México, señala que “en lo literario, siento que es bastante orgánico todo lo que he escrito. Hay pasadizos de comunicación entre todos mis libros y temas”.
Para Vallejo, la literatura infantil “es una reivindicación de la imaginación, de la fantasía, en un momento en que la infancia tiene tantos entretenimientos pasivos con las pantallas; cuando no necesitas la inventiva de entretenerte y vencer el aburrimiento, porque ya todo está hecho y dado”.
La migración es uno de los temas que atraviesan su obra. “El hecho de sentirse extranjero, distinto. Fui una niña a la que siempre llamaron rara en el colegio. Mi asidero, además de los libros, fueron niños migrantes chinos. Siempre me he sentido identificada con ese sentimiento de extranjería. Mis libros están recorridos por esos viajes”.
La narradora dice que el próximo año intentará espaciar más los viajes y “dedicarme a la escritura del nuevo libro. Necesito reflexionar sosegadamente y sacar conclusiones de todo lo vivido”.
Información de Excelsior