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43: cinco años

Por Yuriria Sierra

“Se han revisado más de 120 puntos de búsqueda y en ninguno de ellos hemos encontrado alguno positivo. Estamos convencidos que en el caso de estos muchachos de Ayotzinapa, la única verdad es que no hay hasta ahora verdad alguna…”. Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de Segob.

“Estoy convencido de lo que dije y de lo que actué. Todo está perfectamente sustentado en, por desgracia, muy amplio expediente en donde se han documentado muchas cosas de las que se hablan…”, Jesús Murillo Karam, exprocurador general de la República.

“Cada amanecer despertamos con la esperanza de encontrar a nuestros hijos, pero llega la noche y sólo vemos oscuridad…”. “Los llevamos en el corazón y no descansaremos hasta encontrarlos…”. “Además del dolor que nos provoca la desaparición de nuestros hijos, tuvimos que sufrir el trato despótico de los órganos de justicia y de todas las instituciones, incluidas este Poder Legislativo que en aquellas fechas nos cerró las puertas…”. “Cinco años hemos vivido una pesadilla que no termina…”. “Las fuerzas de seguridad del gobierno anterior desaparecieron a nuestros hijos, posteriormente se negaron a investigar y cuando lo hicieron, obstaculizaron el camino de la verdad y finalmente nos cerraron las puertas; el gobierno anterior nos dio un trato de disidentes políticos, no de víctimas de desaparición forzada…”. “A esta Legislatura le exigimos que vigile las investigaciones que realizan las autoridades…”. “Desde aquí les decimos, queridos hijos, los llevamos en el corazón y no descansaremos hasta encontrarlos, así tengamos que dar la vida…”, dijeron ayer dos de las madres de los normalistas que, por primera vez desde 2014, fueron recibidas en el pleno de San Lázaro.

Y esto resume lo que han sido los últimos sesenta meses desde aquella noche negra en Iguala. Hace cinco años despertamos con una narrativa que marcó este país. Una narrativa que nos obligó a mirarnos a un dolorosísimo espejo y donde encontramos violencia e impunidad. Una narrativa que aún provoca un hueco en el estómago. Una narrativa que aún no tiene punto final y para la que aún no sabemos si habrá desenlace.

“Lo que seguramente saben, hay muchos que saben, por eso tengo la confianza en que vamos a conocer la verdad, el que informe tiene toda la protección del Estado. Todo el apoyo del gobierno (…) Por eso, no pierdo las esperanzas, estoy optimista. Creo que vamos a darles buenas noticias a los familiares, no lo descarto, no me doy por vencido, al contrario, creo que lo vamos a lograr…”, dijo también ayer Andrés Manuel López Obrador.

Y lo hemos anotado aquí, es necesario volver a hacerlo: ¿qué le ofrecerá este gobierno a los padres de estos 43 jóvenes distinto al optimismo? Hoy la investigación está en cero. Nuevos puntos ubicados para diligencias, nuevas líneas de investigación. Recompensas para quien aporte información. Un pase de lista en Palacio Nacional, en la Cámara de Diputados. Una foto y una playera portada en la conferencia matutina. Más allá de los simbolismos: ¿qué ofrecerá este gobierno de izquierda que se acerque siquiera un milímetro a la certeza? La esperanza es un faro que alumbra ante la oscuridad, pero no acaba con ella. Información Excelsior.com.mx

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