Por
Hasta que mi fuego se encienda en su totalidad y no puedas apagarlo más.
Me despojaste, me controlaste y me limitaste, y puede ser que también te hayas mofado con ello, pero la noticia es que ¡NUNCA MÁS!. Y si me quebré en lágrimas, hoy enciendo mi fuego.
Muchas queremos escapar de la pesadilla que nos persigue, quizá, desde niñas…Una niña solo quiere correr entre flores y no charcos de sangre o lágrimas.
Hoy te abrazo a ti, abrazo a nuestras madres, abuelas, tías, hijas y me abrazo a mí por lo que viviste, por lo que vivimos.
Las cifras las conocen… ¿Los nombres, las historias y lo que nos atraviesa? Casi 89 mil feminicidios en el mundo en 2022, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el mayor número anual registrado en las dos últimas décadas. Y, hoy, los jueces liberando a abusadores de menores y los presidentes buscando eliminar “todo lo referente a la perspectiva de género” y las conquistas ganadas. ¿Qué es esto… la prehistoria?
Como si al nacer bendecidas y abrazadas a este género, sexo e identidad se llevara impreso en letras chiquitas el ser víctimas por defecto, en cualquier momento, de ese monstruo violento que a veces no nos deja dormir o cuyos pasos escuchamos en la oscuridad y, también, a la luz del día.
Y no, los micromonstruos (micromachismos) no existen, por si hace falta recordarlo.
Las memorias, experiencias y prácticas que años, muchos años después tienes que finalmente encarar y sanar… ¿Por qué me obligan a sanar de “algo” que no busqué experimentar?
Lo sé, muy cansado vivir en un mundo que en algún momento se construyó por y solo para hombres y que hoy con la valentía, el ruido, la rabia, la magia y el amor deconstruimos contra muros y escudos patriarcales para construir un mundo verde-violeta para todas, todos y todes, porque sí, estoy convencida de que otro mundo siempre será posible, donde el miedo se desvanece y, la división que se sembró, se difumina entre tejidos de cuerpos, cabellos y vaginas que se reconocen como hermanas en una sociedad que quiso separarlas, callarlas e invisibilizarlas.
Las brujas que quemaron, hoy reclaman su poder, su conocimiento y libertad. Las brujas que quemaron, hoy están y estamos vivas. Presentes. Y ningún palacio, gobierno, sistema o frágil masculinidad van a detener esta nueva historia.
Presente también te quiero a ti. Ya no ausente.
“No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas, sin ellas no habría humanidad ni habría belleza”, reclama Rigoberta Bandini y me uno: ¿por qué da tanto miedo nuestro cuerpo, placer y palabra? Dime. Hoy sé que mi cuerpo y mi forma de pensar nunca estuvieron mal.
Y te digo, cuando proteges al raptor también te dañas a ti mismo. Te invito a averiguarlo.
No me felicites y piensa en cómo se repara a las personas (más no solo las cifras) violentadas. Tráeme a las que faltan.
“Cada día, una mujer gana una batalla para la adquisición y conservación de su personalidad”. Rosario Castellanos.
Información Radio Fórmula