A 2018… vía Washington

Por: Pascal Beltrán del Rio

El ascenso de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos ha transformado el escenario político mexicano.

Su discurso proteccionista y antiinmigrante no sólo ha dado una oportunidad al presidente Enrique Peña Nieto de relanzar su gobierno, sino ha incidido en el campo de los aspirantes a llegar a Los Pinos en 2018.

Cuando arrancó este año no había otro tema en la política que los efectos del gasolinazo.

Con el pretexto del aumento en el precio de los combustibles se dieron saqueos de comercios y cierres de carreteras.

La molestia con el gasolinazo se sumó a una lista de agravios, entre los que figuran la inseguridad, el empantanamiento de la economía y la corrupción.

Hoy, no es que ninguno de los temas anteriores haya sido resuelto, pero todos ellos han sido opacados por el discurso antimexicano de Trump y la discusión sobre cómo hacerle frente.

Y aunque no falta quien diga que el nacionalismo que ha surgido en las semanas recientes es una “cortina de humo” para olvidar los problemas de fondo del país, lo cierto es que la agresividad de Washington —especialmente del propio Trump— ha hecho que los aspirantes a la Presidencia y sus partidos alteren sus estrategias mediáticas para hacerle frente.

En días recientes, han visitado Estados Unidos los líderes del PAN, de Morena y del PRI, de los cuales los dos primeros —Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador— también intentan llegar a Los Pinos en 2018.

Y no es que anden en busca del voto de los más de 200 mil mexicanos empadronados en aquel país, que tendrán derecho al voto el año entrante, sino mostrarse como comprometidos con la defensa de México y de los connacionales que allá habitan.

Hace apenas unos meses hubiera sido impensable que los aspirantes a la Presidencia perdieran demasiado tiempo en visitar el extranjero.

¿Por qué lo hacen ahora si no creyeran que las relaciones entre México y Estados Unidos se han vuelto un tema importante para sus aspiraciones políticas?

Anaya se reunió con migrantes mexicanos en Houston a principios de mes y, hace unos días, fue a la universidad George Washington, en la capital estadunidense, para dictar una conferencia sobre la relación bilateral, en la que subrayó la importancia que México y el TLCAN tienen para la economía de Estados Unidos.

López Obrador estuvo en Los Ángeles, el 12 de febrero —mismo día en que se realizó la marcha #VibraMéxico contra Trump— y luego estuvo en Chicago, en ambos casos visitando a comunidades migrantes. Además, ha anunciado que a mediados de marzo estará en Washington y Nueva York para denunciar al gobierno estadunidense ante la OEA y la ONU.

Con ello, los candidatos opositores han hecho un favor involuntario al gobierno federal: permitir que la discusión se centre en un tema en el que se siente más cómodo que justificando su decisión de aumentar su recaudación mediante un impuesto especial aplicado a los combustibles o enfrentando la corrupción o la inseguridad.

Pero ese no es el único efecto de que el tema de las relaciones internacionales de México —y en especial con Estados Unidos— haya pasado al primer plano de la política.

También ha vuelto a poner en la mesa las aspiraciones presidenciales del canciller Luis Videgaray (aunque él insista en negarlas) o, por lo menos, ha hecho que deje de ser irremediable que Miguel Ángel Osorio Chong se convierta en el aspirante del PRI a Los Pinos.

Mientras Trump siga lanzando sus bravatas contra México, no habrá tema más político que ése ni otro que pueda tener más efectos sobre la contienda de 2018 que, quiérase o no, ya comenzó. Información Excelsior.com.mx