Por Adrián Rueda
A pesar de utilizar el Estado para atacar a sus enemigos, usando a la fiscal Ernestina Godoy como perro de caza, Claudia Sheinbaum asegura que las últimas carpetas judiciales contra políticos de oposición no tienen relación con las elecciones.
¿No?, pues sólo que la jefa de Gobierno haya olvidado que en poco más de dos meses habrá elecciones y que en menos de dos semanas inician las campañas. Porque, casualmente, están cayendo como cascadas las denuncias y órdenes de aprensión en contra de sus enemigos.
En política no hay coincidencias y Claudia decidió judicializar la elección, a fin de ganar a como dé lugar la mayoría de los cargos públicos en disputa, pues un triunfo es esencial para mantenerse en la carrera por 2024.
La funcionaria está rompiendo todas las reglas, y con sus venganzas siembra un campo de resentidos que, en determinado momento, pudieran caer en la tentación de cobrarle facturas si la funcionaria pierde el poder.
Porque en política ninguna victoria es para siempre y menos una derrota; las cosas pueden dar la vuelta en cualquier momento. Prueba viviente son precisamente los hoy morenos, que después de que en 2012 estaban aniquilados, hoy tienen todo el poder.
Por eso dicen que ningún político está completamente muerto, aunque lo hayan enterrado, como ocurrió con las dos derrotas presidenciales del PRI en 2000 y 2006. Todo el mundo los dio por muertos y sepultados; en 2012 regresaron por la puerta grande.
Y es que nada garantiza que en 2024 Morena repita, y que eso mantenga a Claudia lejos de la furia de cualquiera de las víctimas que deja, cuyo número aumenta rápidamente debido al uso de carpetas judiciales que son vistas como venganzas.
Una máxima en este negocio es que nada debe ser personal, por lo que judicializar la elección no es el mejor camino.
Sheinbaum quiso encarcelar a Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre y a la diputada Sandra Vaca y se le escaparon, aunque la orden de aprehensión sigue vigente.
Después encarceló a Diana Sánchez Barrios, quien, curiosamente, era una preocupación para sus nuevos mejores amigos en Cuauhtémoc, René Bejarano y Lola Padierna, pues iba a pelearles un distrito importante para el clan de las ligas.
Y ahora se va sobre Israel Betanzos y Tonatiuh González —ambos candidatos a diputados y personajes importantes en la alianza opositora contra ella, tratando de relacionarlos con los casos por los que persiguen a Gutiérrez de la Torre—.
Aunque a Cuauhtémoc no le han probado nada, tan sólo por ser de su equipo los quieren hacer culpables de complicidad.
Es como si a Padierna la hubieran encarcelado o congelado sus cuentas por las andanzas de su esposo Bejarano. O a la propia Sheinbaum le hubieran hecho lo mismo por ser esposa —en su momento— de Carlos Imaz, exhibido guardándose los dólares de Carlos Ahumada.
Claudia se está metiendo en un terreno muy peligroso. Quiere hacer un copy paste de las formas de gobernar en Palacio Nacional, pero la diferencia es que mientras el Presidente tiene el blindaje del apoyo popular, ella no.
Lo peor que puede hacer es seguir atacando a carpetazos a sus enemigos.
CENTAVITOS
A ver, a ver, cómo está eso de que en sus spots Morena presume haber donado el 50% de sus prerrogativas —dinero del pueblo— para la compra de vacunas contra covid, pero el INE dice que ese partido no ha hecho la petición de que les reduzcan sus mesadas. Pinta igual que en 2017, cuando los morenos hicieron una colecta para ayudar a las víctimas de los sismos y, al final, no entregaron nada. Información Excelsior.com.mx