Por: Enrique Aranda
Si bien, en un primer momento, a más de uno sorprendió, molestó, incluso, la decisión asumida por la Suprema Corte de Justicia de validar la constitucionalidad de las reformas que, desde el pasado 2016, posibilitan el “internamiento preventivo”, hasta por cinco meses y mientras se les dicta sentencia, de adolescentes y jóvenes de entre 14 y 18 años acusados de delitos graves, lo cierto es que el solo reconocimiento de la realidad obliga a revisar a fondo lo atinado de la atinada decisión…
Y esto, no sólo porque la disposición deja a salvo los derechos (humanos) de niños, adolescentes y jóvenes en general sino, fundamentalmente, porque amén de salvaguardar el común derecho de acceso a la justicia, reconoce —“de manera implícita si se quiere”— la compleja realidad que se vive en el país donde, lamentablemente, cada vez son más los menores de edad que, reclutados por el crimen organizado y/o motivados a delinquir ante la imagen ”idealizada” de narcotraficantes y sicarios que, no sin frecuencia, difunden algunos medios.
¿O no es verdad que ahora, como no sucedía en el pasado, cada vez nos sorprende menos enterarnos que en tal o cual operativo anticrimen fueron detenidos, lesionados y/o privados de la vida jóvenes? ¿Cuántas veces, preguntémonos, hemos debido sorprendernos al descubrir que en un enfrentamiento entre bandas, en un secuestro o en actividades vinculadas con la extorsión, la trata de blancas o, incluso, en el (ahora de moda) ilícito robo de ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), se involucran adolescentes y jóvenes menores de 18 años?
Es la lamentable realidad que en materia de violencia y/o inseguridad se vive a nivel nacional la que, aceptémoslo, movió —“al igual que otras consideraciones, sin duda alguna”— a los ministros de la Corte a pronunciarse en el sentido que lo hicieron y (también) a muchos que, si bien exigimos una adecuada y particularmente cuidadosa aplicación de una disposición legal como la que nos ocupa, también debemos reconocer una realidad donde, perdón, la edad poco o nada influye en la determinación de un joven a implicarse en delitos cada vez mayores —homicidio calificado, narcotráfico, delincuencia organizada, terrorismo, extorsión agraviada, violación, trata de personas y más— o a vincularse con cárteles y/o cárteles del crimen organizado que, sin duda, están viendo en ellos la oportunidad de aprovechar en su beneficio el “velo de impunidad” que, en opinión de algunos, en otro momento “cubría” a los menores…
Suena fuerte, sí, pero es indudable que de no avanzar por esta ruta, la incorporación precoz de muchos mexicanos en la comisión de ilícitos cada vez más graves, mantendrá la tendencia exponencialmente creciente que ahora se muestra. ¿O no?…
ASTERISCOS
* Preocupante, más que revelador por cierto, el reporte del International Institute for Strategic Studies londinense, según el cual México, con 23 mil muertes violentas, ocupó la nada honrosa segunda posición a nivel mundial en 2016, superado sólo por Siria, que cumple cuatro años asolado por el Estado Islámico y en guerra…
* Fiel a la conseja según la cual Ahogado el niño…tapar el pozo, la autoridad, la coordinación de Protección Civil (Segob) de Luis Felipe Puente ahora, anunció la emisión de una norma que supervise el comercio, traslado y acopio de pirotecnia. Ello, claro, después de una nueva tragedia, en Puebla ayer, que costó la vida a 14, once de ellos menores de edad… ¿Y los tráileres de doble remolque, cuándo?
* Expresidente de la Asociación Nacional de la Publicidad, vicepresidente del Consejo de la Comunicación, la madrugada de ayer dejó de existir, víctima del cáncer, Gerardo Reyes Guízar, hombre íntegro, dirigente empresarial comprometido y católico congruente. Descanse en paz.
Veámonos el viernes, con otro asunto De Naturaleza Política.
Twitter: @EnriqueArandaP
Información Excelsior.com.mx