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La Corte no es tremenda, como dice el lugar común, pero sus estados de ánimo sí.
En menos de cuatro meses ha dado un vuelco de 180 grados, un golpe de timón, que la aleja cada vez más de la Cuarta Transformación del presidente Andrés Manuel López Obrador.
A diferencia de la era de Arturo Zaldívar, donde hubo una cercanía con el Poder Ejecutivo, a veces sana, a veces preocupante, ahora, en tiempos de Norma Piña, las diferencias parecen ser irreconciliables.
La actual gestión del Máximo Órgano Judicial del país ha adquirido, incluso, un tono más combativo que institucional respecto al poder presidencial. Lo cual no es malo, pero tampoco necesariamente es bueno. Si algo se ha demostrado en este sexenio es lo mucho que añoramos la institucionalidad por encima del pleito.
Si en algo se equivocaron Lorenzo y Ciro, por ejemplo, que en el fondo realizaron un gran trabajo en el Instituto Nacional Electoral (INE), fue su tono ampliamente opositor, rozando en ocasiones lo bravucón, en contra del presidente López Obrador.
El Plan B es ampliamente tóxico, pero ambos consejeros, con su comportamiento soberbio, no supieron comunicárselo a la ciudadanía. Contrario al INAI, que a pesar de ser boicoteado desde Palacio Nacional, asfixiado hasta quedar inoperante, ha tenido un comportamiento meramente institucional. En este caso, se añora un poco más de combatividad.
Las diferencias entre la Corte y el Poder Ejecutivo no parecen tener solución. Incluso los ministros propuestos por el actual gobierno han volteado bandera: el último ejemplo fue el revés a la Guardia Nacional propuesto por Juan Luis González Alcántara, que era cercano a la 4T.
Esa propuesta, aunque positiva, pues evita que pase a un mando militar y la mantiene bajo un mando civil, como se estableció en la Constitución, ha mostrado las diferencias prevalecientes en la Corte. Y el cambio en la correlación de fuerzas en su interior.
Ahora AMLO se ha quedado con dos aliados únicamente: Zaldívar y la polémica ministra Yasmín Esquivel, quienes fueron los únicos que apoyaron la decisión presidencial de pasar la Guardia Nacional a la Sedena.
Vaya, ya ni Loretta Ortiz respalda las decisiones de López Obrador.
AMLO se queda sin aliados en la Corte. Información Radio Fórmula