POr Francisco Garfias
Estamos en problemas. AMLO quiere ajustar la realidad a sus proyectos y no al revés. Esa terquedad ha tenido costos altos. Primero el NAIM. Pérdidas por más de 100 mil millones de pesos —el cálculo es oficial— y una deuda contraída en la recompra de los bonos ofrecidos en Nueva York para financiar la cancelada megaobra.
Ahora es la decisión de declarar desierta la licitación para la construcción de la refinería de Dos Bocas y el anuncio de que Pemex y la Secretaría de Energía se harán cargo del proyecto, aun cuando hace 40 años que no se construye una refinería en México.
La construcción inicia el 2 de junio y deberá terminarse en mayo del 2022.
El efecto fue inmediato. Los “mercados fifís” reaccionaron a la baja tras el sorpresivo anuncio del Presidente de la República. Los bonos de Pemex, con vencimiento en el 2027, retrocedieron 0.67 por ciento, según Bloomberg. Los de 2047 —vencen dentro de 28 años—, 0.42 por ciento. El peso se deslizó de 19. 04 a 19.24 por dólar.
Y es que el meromero de la 4ª se aferra a construir una refinería barata y en tiempo récord. Quiere pagar 8 mil millones de dólares y que la tengan lista en tres años. Imposible, coinciden los expertos.
Me adelanto a los que ya me quieren llevar al paredón. No es la defensa de los “privilegios del pasado”, como ha dicho López Obrador, sino hablar de una realidad que el Presidente y sus incondicionales se niegan a ver. Tampoco es que dude de la capacidad de los mexicanos para construir una refinería.
Es cuestión de preguntarse por qué ninguna de las cuatro empresas transnacionales que Rocío Nahle calificó como “las mejores del mundo” le entró a un negocio de 8 mil millones de dólares.
Esas empresas son la estadunidense Bechtel, la italiana Techint, la australiana Worley Parsons, y la francesa Technip.
Todas, salvo la francesa Technip, que se retiró de la licitación, cotizaron muy por arriba de lo presupuestado por el gobierno y solicitaron un plazo más largo para concluir la refinería.
“Estaban pidiendo mucho. Se pasaron de los 8 mil millones de dólares y en el tiempo de construcción”, dijo López Obrador, al hacer el anuncio en la mañanera.
¿Por qué no lo hicieron? Porque no les pareció costeable y no consideran viable construirla en tres años.
Peor aún. Hacer una refinería va en contra de la tendencia internacional de transitar de los combustibles fósiles a la energía limpia. Por su fuera poco, el Instituto Mexicano para la Competitividad estima en ¡2 por ciento! las probabilidades de éxito del proyecto.
“Las cosas pueden salir mal y por ello exhortamos al gobierno federal a hacer un alto en el camino y reconsiderar los riesgos que esta decisión implica para Pemex, para las finanzas públicas y para México”, advirtió ayer la Coparmex.
Confieso que no tengo muchas esperanzas de que el Presidente recapacite, como piden patrones y oposición. “No conecta con la realidad”, nos dijo Gustavo Madero, presidente de la Comisión de Energía en el Senado.
Madero, por cierto, trae estadísticas sobre el gobierno de AMLO en su celular. Las mostró: Hace 312 días ganó el tabasqueño; hace 160 días asumió la Presidencia, y todavía faltan 2031 días para que se vaya.
Por eso, nos dice el senador azul, hay que echar los huevos en la canasta de la elección intermedia, en 2021, para que haya un contrapeso real entre los Poderes. “Es el perno estructural de la historia de México”, definió.
Por fin terminó su ciclo legislativo en las cámaras federales la Reforma Educativa. El Senado avaló los cambios a los artículos tercero, 31 y 73 de la Constitución, con el voto de todos los grupos parlamentarios, salvo el PAN. Pasa a los congresos locales. ¡Ah! Y ahora sí estuvieron presentes hasta los morenos faltistas de la vez pasada: Lucía Trasviña, Salomón Jara y Juan José Jiménez. Información Excelsior.com.mx