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El fracaso de la estrategia para combatir a la delincuencia organizada del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, está siendo aprovechado en Estados Unidos por los republicanos que en las elecciones del 2024 quieren recuperar la presidencia de su país, aumentar su frágil mayoría en la Cámara de Representantes y dejar de ser la minoría en el Senado.
La semana pasada, después del secuestro de cuatro estadounidenses y el asesinato de dos de ellos en Matamoros, supuestamente por sicarios del Cártel del Golfo, aumentó el número de políticos republicanos que buscan que los cárteles de narcotraficantes sean calificados como organizaciones terroristas internacionales y que se autorice a las fuerzas armadas estadounidenses paradestruir, en donde quiera que se encuentren, dentro o fuera de EEUU, los laboratorios en donde estas organizaciones fabrican el muy adictivo y letal fentanilo utilizando materias primas que llegan a México desde China, ya sea por los puertos del Pacífico o por la desprotegida frontera sur.
Entre quienes hace unos días anunciaron que someterán una iniciativa de ley para lograr los objetivos arriba anotados están los senadores Lindsey Graham y John Kennedy, de Carolina del Norte y Luisiana, respectivamente. El primero es presidente del poderoso Comité Judicial del Senado y tanto él como el segundo aparecen con frecuencia en los noticieros de radio y TV.
La reacción de AMLO no se hizo esperar y de inmediato les declaró la guerra a Graham y Kennedy y a los representantes republicanos que ya sometieron una iniciativa similar, Dan Crenshaw de Texas y Michael Waltz de Florida, y pidió a los hispanos y mexicanos que hay en EEUU no votar por ellos ni otros candidatos del Partido Republicano, porque son “mequetrefes, intervencionistas y prepotentes” además de corruptos.
Que los mexicanos e hispanos que pueden votar le hagan caso a AMLO se antoja difícil y su solicitud demuestra que no tiene ni la menor idea de quiénes son los legisladores que amenazan al suelo patrio y la soberanía nacional.
De los cuatro antes mencionados, tres son exmilitares y dos de ellos héroes de guerra: Crenshaw fue Teniente Comandante de las fuerzas especiales de la Marina, perdió un ojo en Afganistán, y fue condecorado con la Estrella de Bronce que se otorga a quien se distingue por su heroísmo; Waltz fue teniente coronel del ejército y miembro de sus fuerzas especiales conocidas como Boinas Verdes en donde por su heroísmo también recibió la Estrella de Bronce; Lindsay fue coronel y juez militar de la Fuerza Aérea.
Andrés Manuel parece ignorar que, electoralmente, los cuatro parecen ser invencibles. Crenshaw es representante desde 2019 y ganó su segunda reelección en 2020 con el 66% de los votos; Waltz también es representante desde 2019 y su segunda reelección la ganó en 2020 con el 75.3% de los votos; Graham es senador desde 2002 y ganó su tercera reelección en 2020 al obtener el 54.4% de los votos; Kennedy es senador desde 2017 y en 2022 fue reelecto al ganar con el 61.6% de los votos.
La estrategia de AMLO para enfrentarlos es equivocada porque al agredirlos solo los fortalece frente a sus electores y fortalece sus posiciones antimexicanas. Es una mala estrategia.
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