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Anaya: administrar la inexperiencia

Por Yuriria Sierra

Es la tercera entrega. La del panista que hoy también está abrazado por lo que quedó del perredismo, el peleado con AMLO; y ese otro partido liderado por Dante Delgado, que alguna vez respondió también al canto de sirenas del lopezobradorismo. Ricardo Anaya, artífice del Frente, de la alianza que parecía inconcebible. El que se construyó una carrera y patrimonio que hoy, a días del inicio oficial de la campaña, está en duda. Seguimos con estos otros escenarios hipotéticos que nos esperan, según el resultado de la próxima elección.

Hipótesis 3: Ricardo Anaya gana la elección. Pasó el 1 de julio. Anaya no sólo alcanzó al puntero, logró rebasarlo. Las acusaciones de lavado de dinero lo hicieron mártir, aprovechó esta oportunidad para convencer a la mayor parte del electorado de que él no es el PRI, y mucho menos AMLO, que él es distinto, porque eso se volvió el blanco de los ataques. Capitalizó, pues, su papel de víctima, lo usó para acentuar las mañas de una estructura gubernamental utilizada en su contra. Pero arrancaría su sexenio bajo la sombra de la sospecha: quienes le otorgaron su voto, pragmático y útil, con tal de que no ganaran ni AMLO ni el PRI, no están del todo convencidos de la inocencia de Anaya, ni de su capacidad para gobernar (porque nunca antes lo ha hecho). Lo cierto es que, tras una campaña casi sangrienta, al candidato del PAN-PRD-MC terminó por alcanzarle no sólo para convertirse en un político con una de las carreras más veloces, sino también en el Presidente de México más joven de la historia nacional. Un postelectoral complicado, en el que sus ya muchos enemigos ponen en duda no sólo su patrimonio y su probidad, sino su triunfo. Aunque diferente a lo ocurrido con el triunfo de Felipe Calderón, muchos lopezobradoristas no dudan en pregonar un supuesto fraude cometido por un gobierno priista para favorecer a un candidato panista. Es cuando Ricardo Anaya comienza a arrepentirse un poco de todas las enemistades que fue dejando en el camino: pocos (de los propios y los ajenos) son los que están dispues-
tos a levantar su brazo para legitimar su triunfo.

¿Cómo superar ese áspero arranque, cómo legitimarse y posicionarse como cabeza del Estado mexicano si ésta sería su primera vez en un cargo de elección popular? Y vaya cargo: la Presidencia. Durante su precampaña se ocupó de retratarse junto a figuras de la política internacional, como Angela Merkel, pero sólo como mero acto promocional. Ni un acuerdo, ni una posición compartida. Nada, sólo fotografías. ¿Cómo podrá negociar presupuestos, reformas, iniciativas, con una currícula que recuerda la ruptura de un partido? ¿Cómo hablará de diálogo, si sobre sus hombros carga la salida de personajes históricamente panistas con los que no pudo negociar su permanencia? Los dos expresidentes de México emanados del PAN se han declarado sus enemigos, ¿cómo construir legitimidad si no tiene el respaldo de una estructura política experimentada?

Anaya hizo de la fractura panista la oportunidad para abrir las puertas a una alianza que también era necesaria para los otros dos partidos firmantes, incluso sumó a personajes de la sociedad civil, como Emilio Álvarez Icaza, pero ¿cómo la sostendrá? ¿Cómo mantendrá a flote la unión de fuerzas que, al paso del tiempo, comenzarán a buscar luz propia o a revivir sus naturales diferencias programáticas? ¿Cómo podrá darle a su gestión las cualidades necesarias para construir un ambiente de gobernabilidad, si es conocido como un estratega donde él y sólo él puede ganar?

Más allá de la imagen de perseguido que ha construido en estas semanas de precampaña, del proyecto de Anaya poco, casi nada, sabemos. A diferencia de sus oponentes, él decidió apostarle a su imagen: mientras AMLO, Meade o Margarita recorren el país, él anda en el extranjero para nutrir su currícula de líder. Encuentros con figuras internacionales que llenen los espacios de una experiencia en la función pública casi inexistente. Y de administrar esos vacíos se trataría su sexenio, a menos que el panista tuviera un as bajo la manga.

Mañana le toca a Margarita Zavala y con ella cerramos esta primera serie. Información Excelsior.com.mx

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