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¡Arrancan!

Por Pascal Beltrán del Rio

Aunque pareciera que las campañas electorales de 2018 arrancaron hace meses, incluso años, apenas hoy se inicia formalmente el proceso electoral que culminará el próximo 1 de julio.

Ese domingo se elegirá Presidente de la República, además de senadores y diputados federales. Asimismo, todos los estados del país, salvo Nayarit y Baja California, tendrán comicios locales concurrentes con los federales.

Con el arranque del proceso, los ciudadanos podremos descansar por un tiempo de los spots, por lo menos de aquellos en los que aparecen los políticos que más los han utilizado en tiempos recientes.

Quienes tengan aspiraciones de alcanzar un cargo de elección popular tienen prohibido aparecer en ellos hasta que comiencen las precampañas, a mediados de diciembre, a riesgo de perder la posibilidad de aparecer en la boleta.

Pero le sugiero no acostumbrarse demasiado a ese silencio relativo porque en pocos meses volveremos a ser bombardeados por la propaganda política en medios electrónicos.

En esta etapa, de aquí a diciembre, el Instituto Nacional Electoral (INE) acelerará los preparativos para organizar las votaciones más complejas de la historia moderna del país.

La competencia por las tres mil 406 posiciones federales y locales —históricamente el mayor número de cargos de elección popular que estará en juego en una sola jornada— implicará la instalación de 156 mil casillas en todo el país.

Eso significa movilizar un ejército de más de 11 millones de ciudadanos a fin de visitar y capacitar a quienes resulten sorteados para ser funcionarios de casilla. Como las casillas que se instalen captarán tanto el voto de las elecciones federales como de las locales, el número de funcionarios por cada mesa receptora pasó de cuatro a seis, lo que arroja un total de 950 mil funcionarios de casilla.

La desconfianza entre los partidos políticos, y la de los ciudadanos hacia los partidos y la política en general, ha hecho que México tenga un abigarrado entramado electoral que resulta bastante caro.

Ayer, en entrevista para Imagen Radio, el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, me explicaba que 11 mil millones de pesos, de los 18 mil millones de presupuesto anual del Instituto para 2018, se dedicarán sólo a la organización de los comicios.

Capacitar a casi un millón de ciudadanos es caro, por supuesto. Y aunque Córdova dice entender la molestia que la ciudadanía tiene con el enorme gasto que se hace en materia electoral, el hecho de que en las casillas haya personas escogidas al azar es garantía de que los votos se contarán con imparcialidad.

Coincido con él, pero ¿serán suficientes los costosos candados que prevé la legislación electoral mexicana para evitar la trampa? ¿Se quedarán tranquilos los perdedores, sin reclamar que fueron víctimas de un fraude?

Son preguntas retóricas: bien sabemos que, salvo honrosas excepciones, en México ningún candidato acepta que pierde; a todos les hacen chanchullo.

Como argumento a favor de su optimismo respecto de que este proceso saldrá bien, Lorenzo Córdova me dijo que el hecho de que habrá tantos cargos en juego es garantía de que “ningún partido ganará todo y ninguno perderá todo”.

En eso yo no estoy tan confiado. Este año hubo sólo tres gubernaturas en juego —en 2018 serán nueve— y ya ve usted cómo se armó la de San Quintín.

Yo creo que los mexicanos seguimos invirtiendo demasiado dinero en política y obteniendo a cambio algo muy pobre. Pero con estos burros hay que arar, ¿qué se le va a hacer? Peor sería tener, como en Venezuela, una completa farsa electoral.

Buscapiés

*Antes de que comiencen las campañas, el INE organizará un foro nacional para discutir, justamente, el costo de la política electoral. El propósito es debatir el tema y sacar conclusiones, pero éstas no podrán aplicarse en este proceso sino tendrán que esperar el siguiente ciclo.

*El gobierno de México informó ayer a mediodía al embajador norcoreano Kim Hyong-Gil que tiene 72 horas para abandonar el país. La decisión es una medida de protesta por la más reciente prueba nuclear del régimen de Pyongyang, que hizo estallar una bomba de hidrógeno la semana pasada.

*Este incidente diplomático trae a la memoria la expulsión por parte del gobierno del presidente Luis Echeverría de cinco diplomáticos soviéticos, en marzo de 1971, luego de que se conoció que Moscú intercedió para que un grupo de guerrilleros mexicanos, del Movimiento de Acción Revolucionaria, recibiera entrenamiento en Corea del Norte.Información Excelsior.com.mx

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