Por Francisco Garfias
Las cenizas de Octavio Paz permanecen arrumbadas en la Casa de Plinio 333, en Polanco, donde el pasado 26 de junio murió su viuda, Marie José Tramini.
Las cenizas de la viuda del escritor, nacida en la isla francesa de Córcega, siguen en la agencia funeraria Gayosso, donde fue incinerada.
Solitario e increíble final para esta célebre pareja que se casó en la India en la década de los sesentas, cuando Paz era embajador de México en el país de Gandhi.
Marie Jo, artista plástica, era heredera y albacea de los bienes del autor del Laberinto de la soledad. Así lo dispuso el propio Paz, tres meses antes de su muerte.
El asunto es que murió intestada y sin descendencia.
Ni el poeta imaginó que su esposa iba a adoptar la postura del mexicano frente a la muerte, que describió en El laberinto de la soledad:
“La indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida. En el mexicano no solamente se postula la intrascendencia del morir, sino del vivir”.
Paz tuvo una hija con la fallecida escritora Elena Garro, su primera esposa, de nombre también Helena. Pero falleció en el 2014, sin dejar familia.
Este vacío alertó y preocupó a la comunidad intelectual.
Marie José, lo reiteramos, se fue sin manifestar qué se hacía con la herencia que le dejó Paz.
Hablamos de cuentas de banco, casas y departamentos, valiosos cuadros —hay un Tamayo, un Mata— el archivo, la biblioteca y los derechos de autor del único Premio Nobel de Literatura que tiene México.
Una fuente que da seguimiento al caso nos asegura que hace tres años que no se cobran regalías por la obra de Paz al Fondo de Cultura Económica.
La citada fuente asevera que en el testamento del escritor se establece que la heredera única es su esposa y que, si ella no dice nada, cosa que ocurrió, su archivo se depositará en el Colegio Nacional.
Allí permanecerá en secreto hasta que pasen 25 años de su muerte. Paz murió de cáncer el 19 de abril de 1998. Faltan poco menos de cinco para que se cumpla el cuarto de siglo.
El crítico literario Javier Aranda, cercano a la pareja Tramini-Paz , alertó sobre la incertidumbre que envuelve el legado de Paz.
“Su viuda Marie José, al morir, no dejó testamento. Declarar el archivo del poeta patrimonio artístico evitará que salga del país.
“Es necesario hacerlo, pues el archivo de las revistas Plural y Vuelta, que también eran del escritor, terminaron en la Universidad de Princeton.
Hasta allí la cita de Aranda en un video publicado a principios de la semana en el portal ElArsenal.net
Nos dimos a la tarea de indagar cómo fue a parar ese archivo a Princeton.
Con ayuda de dos buenas reporteras localizamos a la fuente indicada. Nos dijo que Paz era el accionista principal de Vuelta, que editaba la revista del mismo nombre que fundó y dirigió.
Y más: “Luego de su muerte, Krauze le compró las acciones de la editorial a Marie Jo. Se quedó en posesión de los archivos de Vuelta y la correspondencia de Paz con escritores.
“Le vendió una parte del archivo a la Universidad de Princeton”, puntualizó.
Los documentos expatriados están dedicados a literatura, arte y política.
En el portal France 24 nos enteramos que el pasado cuatro de agosto, algunos intelectuales, como el editor Alberto Ruy Sánchez, y escritores, como Elena Poniatowska, enviaron una carta al presidente Enrique Peña Nieto y a las autoridades culturales.
En la misiva le solicitan conservar el patrimonio de la pareja Paz-Tramini en México.
“Ninguno de los firmantes —amigos y colaboradores suyos (de Tramini)— supo nunca que hubiese designado a persona alguna para encargarse de la custodia y destino de sus bienes”, confirma el portal.
¿Qué pasa legalmente con la herencia material e intelectual del poeta?
El Código Civil de la Ciudad de México dice que cuando una persona no deja testamento heredan los hijos. Si no hay, se busca a los padres. Y si no a los hermanos, sobrinos y hasta sobrinos nietos.
Si no encuentran a ningún familiar hasta el cuarto grado, el heredero será el DIF de la Ciudad de México.
Otro que pronto dejará el sector público es el extitular de la Función Pública, Virgilio Andrade, director de Bansefi. A sus 50 años busca brincar a la iniciativa privada.
Charlamos brevemente con él sobre el tema que marcó su carrera y su paso por esa secretaría: La Casa Blanca.
Fue breve, pero con substancia. Nos hizo notar que después del impacto que el escándalo provocó no hubo una revisión en las leyes del concepto conflicto de interés.
“Permaneció, esencialmente, sin cambio”, puntualizó.
¿Increíble, no?
Andrade, por cierto, nos regaló un ejemplar de su libro Del anhelo a la ley. La administración pública en la Constitución mexicana, prologado por el ministro José Ramón Cossío.
En ese texto, Virgilio realiza una revisión histórica y cronológica de las reformas constitucionales instrumentadas en cada periodo presidencial realizadas desde 1917.
Interesante la reunión que el fin de semana sostuvieron la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, con la magistrada Janine Otálora, presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Ambas reflexionaron sobre los retos de las naciones para erradicar la violencia política contra las mujeres y sobre equidad de género, nos dicen en el Tribunal. Información Excelsior.com.mx