Cada vez más investigaciones señalan que el coronavirus (COVID-19) se propaga por el aire y que el principal riesgo se da en espacios cerrados con poca o nula ventilación.
Cuando la personas hablan se expulsan diez veces más partículas que en silencio, pero al gritar o cantar, esto se dispara 50 veces, en una hora, un positivo puede liberar cerca de mil 500 dosis infecciosas.
Las simulaciones fueron publicadas por el periódico español ‘El País’, las desarrolló un grupo de científicos de la Universidad de Colorado.
Se pide tener cuidado con las reuniones familiares, ya que un positivo puede contagiar a cinco personas en un cuarto cerrado, después de cuatro horas o a todos los que estén con él, aquí ya no importa la sana distancia porque no hay ventilación.
Pero el riesgo de contagio baja a menos de un asistente, si todos usan cubrebocas, acortan la reunión a la mitad de tiempo y por supuesto abren las ventanas.
Algo similar pasa en los bares y restaurantes con el aforo reducido a la mitad, pongamos 15 clientes y tres empleados, puede haber hasta 14 contagios en cuatro horas esto si no hay ventilación y nadie adopta ninguna otra medida.
La cosa cambia si todos usan cubrebocas, por supuesto, en la medida de lo posible en el escenario habría ocho infectados en ese lapso.
Sin embargo, la probabilidad de contagio baja a solo una persona cuando se abren las ventanas y hay filtros especiales para el aire acondicionado también si la gente pasa la mitad de tiempo en este caso solo dos horas.
En el caso de las escuelas, presuntamente el maestro es asintomático en dos horas y sin las ventanas abiertas del salón habría 12 alumnos contagiados, es decir, la mitad.
Pero si todos usan tapabocas durante lo que dure la clase, solo habría cinco infecciones.
De igual forma, el riesgo se desploma a solo un positivo cuando se propicia la ventilación, claro, todos con mascarillas.
La recomendación es que a la mitad se paren las actividades, todos salgan unos minutos para renovar completamente el aire.
Con información de ‘Despierta’