Por Francisco Garfias
En la mesa de negociaciones sobre la Guardia Nacional, instalada en el Senado, quedó aceptado el “mando civil”, no sólo en lo administrativo, sino también en lo estratégico y lo operativo. La minuta, que será debatida y aprobada en la sesión del próximo jueves, incorpora la “totalidad” de los tratados internacionales sobre derechos humanos, según fuentes de la oposición en la Cámara alta.
Y, en un esfuerzo por quitarle a la GN el aroma de “militarización de la seguridad pública”, que tanto inquieta a las ONG, soldados y marinos que se incorporen a este nuevo cuerpo tendrán que separarse del Ejército y de la Naval, sin perder derechos ni prestaciones.
Podrán regresar a las Fuerzas Armadas cuando las circunstancias lo permitan o ellos lo soliciten.
La Policía Federal desaparece. Sus integrantes pasan automáticamente a la Guardia Nacional, también con derechos y prestaciones adquiridas.
Estos cambios no vienen en el dictamen al que se le dio primera lectura en la sesión de ayer. Quedarían incorporados en la próxima sesión plenaria, salvo que AMLO decida lo contrario.
“Es lo que está en la mesa”, nos dijeron.
Se veía venir. El Presidente tenía en la mira a los policías federales. No le gustan, aunque muchos de ellos también se han jugado la vida. No hubo convocatoria para incorporar nuevos elementos a esa corporación. En el Presupuesto de Egresos se le redujeron mil 500 millones de pesos a la Secretaría de Seguridad Pública.
La Sedena, por el contrario, recibió un incremento de 12 mil 500 millones de pesos y se apuró la convocatoria para la Guardia Nacional.
Trato desigual.
El transitorio que legaliza la permanencia de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública, en tanto se consolida la GN, fue aceptado por los opositores, según fuentes de la bancada tricolor. La temporalidad, en principio de cuatro años, estaría sujeta a prórroga.
Ricardo Monreal, coordinador del grupo parlamentario de Morena, mostró que tiene buena mano derecha. Hay quien afirma que hasta legisladores del PAN votarían por la GN con esos cambios. Pero falta lo mero principal: el visto bueno del Presidente, que es hombre de ideas fijas.
El PRI irá cohesionado. Los senadores del tricolor votarán a favor de la minuta si en Palacio Nacional “no le dan para atrás” a los cambios acordados en la mesa de negociación. En esa bancada, por cierto, hizo ruido la versión de que Alejandro Moreno, gobernador de Campeche, había comprometido el voto de los legisladores de su partido con AMLO. No les gustó lo que consideran una “intromisión”.
Hay que decir que todos los gobernadores del PRI, salvo la sonorense Claudia Pavlovich, se han manifestado a favor de la Guardia Nacional en reuniones con la titular de la Segob, Olga Sánchez Cordero, o por separado.
Ayer mismo, Alfredo del Mazo reiteró ese apoyo a la creación de la Guardia Nacional:
“Hemos hecho el compromiso de respaldar este proyecto del gobierno de la República, del Presidente, porque depositamos nuestra confianza en esta institución que se formará de mujeres y hombres que conocen y que saben de la disciplina, de la entrega y de la valentía militar”, dijo el gobernador mexiquense durante la celebración del Día del Ejército.
Muy temprano, en la mañanera, el Presidente llamó a los gobernadores del PRI a hablar con sus senadores para que apoyaran la iniciativa, luego de criticar a los gobiernos de Calderón y Peña Nieto por la estrategia, basada exclusivamente en el uso la fuerza, para combatir al crimen organizado.
“Ahora resulta que los que utilizaron sólo como recurso el uso de la fuerza en tiempos pasados, y que desataron la violencia y convirtieron el país en un cementerio, ahora dicen que son defensores de derechos humanos”, puntualizó.
Al dirigente del PRD, Ángel Ávila, le bastaron dos palabras para explicar la renuncia de nueve diputados al grupo parlamentario del amarillo: “Prebendas e impunidad”. Ésa, según él, sería la factura que cobrarían al gobierno federal los diputados que renunciaron al sol azteca.
Los nueve que se fueron ya anunciaron que van a acompañar las iniciativas de Morena, aunque no se sumarán al grupo que comanda Mario Delgado.
Esos nueve votos son suficientes para que Morena y sus aliados alcancen los 335 votos (mayoría calificada) que se requieren para modificar la Constitución.
Entre los que se fueron están Ricardo Gallardo, coordinador del grupo, Héctor Serrano, exsecretario de Gobierno de la CDMX, y Mauricio Toledo, exdelegado en Coyoacán.
Son los mismos que votaron con Morena la Guardia Nacional, el Presupuesto, y que respaldan la política de diálogo en Venezuela que promueve el canciller Marcelo Ebrard.
Hace apenas una semana entrevistamos a Gallardo sobre el futuro del PRD. Ni una señal de que se iba. Hablaba incluso de que el PRD tenía “redención” si la dirigencia cambia el timón. “No podemos ir en contra de la locomotora ni esperar que nos arrolle. Tampoco en contra de nuestros ideales. El camino es hacer un bloque de izquierda”, nos dijo entonces.
Los diez que se quedaron en el grupo parlamentario serán coordinados por Verónica Juárez, quien fungía como vicepresidenta de la Mesa Directiva en San Lázaro.
Una buena. El amenazado INAI dio a conocer que la UNAM cumplió al 100 y con niveles de excelencia con el Índice Global de Cumplimiento en Portales de Transparencia.
“Reconocemos el trabajo realizado por esa casa de estudios, a través del personal de la Unidad de Transparencia… así como el nivel de excelencia alcanzado en el cumplimiento de las obligaciones de transparencia”, dice la carta del Instituto, firmada por Graciela Sandoval Vargas, directora general. Información Excelsior.com.mx
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