Por Yuriria Sierra
Próxima reunión con altos funcionarios de Estados Unidos, ya en agenda. Será en 48 horas. Empresarios de alto y mediano nivel no han reparado en halagos: aseguran que el futuro es prometedor. Han pasado apenas diez días de la elección. Ayer comentamos: ya hay plan de mudar a las dependencias de gobierno. Leímos que el dólar regresó a la tendencia positiva; se alejó de la barrera de los 20 pesos. Incluso se reportaba que al mayoreo se vendía por debajo de los 19. No hay sino optimismo en lo que hace dos semanas era un pronóstico de catástrofe. Todo ayudó, también lo dijimos aquí: los mensajes del 1 de julio por la noche, la actitud de los contendientes. Y, repito, apenas han pasado diez días de la elección.
El Tribunal espera que AMLO ya pueda ser llamado Presidente electo en menos de un mes, cuando se planea que le entreguen su constancia de mayoría. Todavía no puede ser llamado así. Pero AMLO no ha descansado desde aquella noche de celebración, como lo decían sus colaboradores. López Obrador en trayecto a su casa de campaña, es noticia. Andrés Manuel dando la mano a sus seguidores, es noticia. AMLO y sus cambios en el gabinete, es noticia. El próximo presidente ha estado en los discursos de Enrique Peña Nieto. Andrés Manuel caminando con EPN en los pasillos de Palacio Nacional fue primera plana. AMLO, todo ha sido AMLO en semana y media.
La tradición política del país nos trajo el concepto del “año de Hidalgo”; pero, al parecer, llegó una nueva: la de bajar la cortina. Y es que, en estos últimos diez días, el gobierno federal ha quedado en segundo plano. Se desdibujó por completo. La agenda no la marcan los pendientes del país, que aún están en manos de EPN, así será hasta el 30 de noviembre. La agenda hoy la marca quien resultó ganador en una elección hace diez días y a quien le faltan poco más de cuatro meses para entrar en funciones.
Parece que el gobierno actual ya bajó o está comenzando a bajar la cortina. Aprovecha que el reflector apunta en otra dirección para permanecer estáticos, a la espera de que el calendario avance rápido.
Presidencia informó ayer que en la reunión entre Mike Pompeo, secretario de Estado de EU, y Enrique Peña Nieto, no estará presente AMLO. No hace falta invitación. López Obrador lo recibirá en sus oficinas, en la colonia Roma. Y no sólo a él, también Jared Kushner y Steven Mnuchin, asesor de Donald Trump y secretario del Tesoro estadunidense, respectivamente, irán a la reunión en la que, además, estará presente el próximo canciller mexicano, Marcelo Ebrard. Habrá “visita de Estado” en una modesta oficina del centro de la ciudad, entre el virtual Presidente electo, como legalmente le debemos llamar aún, y los enviados de Trump.
¿Cuál de las dos reuniones genera más expectativa? Enrique Peña Nieto dijo hace unos días que invitó a AMLO a la Cumbre del Pacífico, que será en Puerto Vallarta el 24 de julio. Y aunque el segundo será sólo eso, un invitado, ¿sobre quién estará la atención?
Ya no es el año de Hidalgo, esperemos, sino el año de bajar la cortina. El gobierno actual ha perdido relevancia en la agenda. Ya no son ellos, aunque aún deberían serlo; sino los que están por llegar. Lo que AMLO dice, lo que planea, lo que declara; las propuestas que toman forma distinta a la que tenían cuando fueron hechas, los matices con los que ahora se habla de algunas otras. Esto puede deberse a que López Obrador ganó la elección con más del 50% de los votos; al enojo social, que también contribuyó a estos números en las urnas, pero no debemos olvidar que el gobierno de Enrique Peña Nieto aún está en funciones y que tiene cuentas que entregar. No hay razones para que, a estas alturas, comiencen a bajar la cortina. Aún son ellos. Información Excelsior.com.mx