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Basta de abrazos en Zacatecas

Por Jorge Fernández Menéndez

Se acabaron los abrazos y hay que recurrir a los balazos. No lo dijo así el presidente López Obrador en Zacatecas, pero eso es lo que se deriva de la intervención militar en el estado, con unos 3 mil 800 elementos de la Guardia Nacional.

Zacatecas, en términos de seguridad, es el mayor desastre que tenemos en el país: nueve municipios directamente no tienen ni un solo policía, otros 29 tienen una fuerza nominal o que directamente trabaja para alguno de los grupos criminales. La lucha en el estado se da, desde hace casi tres años, desde que comenzó esta administración, entre el Cártel Jalisco Nueva Generación, que primero eliminó a Los Zetas que operaban en la región, y el cártel de Sinaloa, con los grupos del Mayo Zambada que quieren hacerse de ella.

La lucha se da en todo el territorio zacatecano, con fronteras amplias y poco controladas con varios estados, pero sobre todo en una suerte de cinturón central en el estado, que cruza la capital y Fresnillo. Las cifras que han dejado estos enfrentamientos son brutales: en lo que va de enero de 2019 a octubre de este año, ha habido 2 mil 361 asesinatos, 20 personas desaparecen por semana. Hoy hay unos 2 mil 313 casos de desapariciones; se han encontrado 337 fosas clandestinas; de Jerez fueron desplazadas unas mil 500 personas por los hechos violentos; de Valparaíso, mil 100, y de Fresnillo, la ciudad donde 98 por ciento de la población dice sentirse insegura aun dentro de su casa, han sido desplazadas unas 2 mil personas. Son números que corresponden a un estado de guerra, no a un reflejo de la criminalidad cotidiana.

En los días previos a la intervención, se sumaron los cuerpos colgados de puentes en distintos puntos del estado, los más significativos, en Ciudad Cuauhtémoc y Fresnillo. En ambos casos la población denunció que, en las noches previas, grupos de cerca de 50 personas en varias camionetas y fuertemente armados, estuvieron recorriendo las comunidades, sacando gente de sus casas y sometiendo a quien se resistiera. Aunque estos operativos duraron horas completas, los sicarios jamás se encontraron con un solo policía; nadie fue detenido ni denunciado, vamos, ni las desapariciones se denunciaron, porque en muchas ocasiones no había ante quién denunciar.

Zacatecas, insistimos, es un desastre, pero el mismo no comenzó cuando David Monreal se hizo gobernador del estado, hace unas semanas, y su hermano Saúl, presidente municipal de Fresnillo, ambos hermanos del exgobernador y líder del senado, Ricardo Monreal. El gobierno de Alejandro Tello fue lamentable, sobre todo en términos de seguridad y el drama que vive ahora el estado hizo eclosión en su administración. Pero no hubo ninguna ayuda significativa del gobierno federal, sobre todo en el último año donde evidentemente la situación se había salido de control.

El gobierno federal actuó a partir de los colgados de la semana pasada y del pedido de los Monreal (el senador y el gobernador), cuando el estado no contaba ya casi con fuerzas de seguridad propias. Hizo bien el Ejecutivo en intervenir y hacerlo con fuerzas de seguridad, porque no puede ser que un estado quede lisa y llanamente bajo control criminal. Y tuvo que intervenir como lo hemos visto en estos días: con la fuerza, combatiendo contra grupos que no tienen empacho en atacar a la Guardia Nacional, y de seguir asesinando. Lo que no se comprende es que se haya esperado tres años, hasta que llegó un gobernador de Morena, para hacerlo.

En situaciones como la que vive Zacatecas no se puede actuar simplemente como fuerza de contención o pensar que, colocando algún cuartel, los criminales van a dejar de actuar. Se requiere atacar a los grupos criminales, desarticular sus redes, detener a sus responsables: ésa es la tarea que, por ley, deben cumplir las autoridades. Y es verdad que los programas sociales podrían algún día ayudar, pero no hacen efecto de inmediato, y en ocasiones, nunca: Zacatecas viene recibiendo apoyos sociales desde que comenzó el sexenio y la violencia ha crecido geométricamente, con cada vez más niños y jóvenes como sicarios.

Dice el gobernador Monreal que en el estado intervienen sicarios de estados limítrofes y que incluso “les tiran” allí los muertos. En algunos casos puede ser verdad, pero eso ocurre lamentablemente en todo el país, y la guerra que mantienen los grupos criminales y la expoliación de la sociedad, no admite fronteras. Por eso, el operativo en Zacatecas es importante pero de poco servirá si esa misma política no se aplica en todo el país o, por lo menos, en toda la región. O se adopta una estrategia global o no sirve operar lugares en específico. Y mucho menos si eso no implica dar golpes que destruyan las redes y detenga operadores y sicarios. En Zacatecas o en cualquier otro punto del país.

Sedena y licitaciones

Me hizo llegar la Sedena una muy extensa documentación de todas las obras que han sido licitadas o adjudicadas en el aeropuerto Felipe Ángeles, y que han sido objetadas como empresas fantasmas. El espacio no alcanza para un desglose tan amplio, pero con base en la documentación que vimos y analizándola con el mayor detalle posible, me queda claro que no son empresas fantasmas, y las licitaciones y las adjudicaciones parecen ser inobjetables. Es justo reconocerlo. Información Excelsior.com.mx

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