Buen fichaje

Por Yuriria Sierra

Ni candidato presidencial del PRD ni de Acción Nacional y menos del Frente. Tampoco secretario de Educación. Pero sí figura que ha sido, si no peleada, sí requerida en distintas fuerzas políticas. Juan Ramón de la Fuente será embajador de México ante la ONU. Así lo anunciaron ayer Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard junto al exrector de la UNAM. Falta sólo la aprobación del Congreso, pero éste tendrá mayoría de Morena, así que será mero trámite. Prácticamente un hecho.

En los últimos años, el Dr. De la Fuente ha sido objeto de deseo en grupos políticos que buscaban darle credibilidad a sus movimientos. Su nombre aparecía en cada lista de posibilidades, de aspirantes a la Presidencia o a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Ocurrió así en los últimos tres procesos electorales: en 2018, 2012 y 2006. El año pasado, tras la confirmación del Frente por México del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, fue mencionado previo a la configuración de la candidatura de Ricardo Anaya. En la elección de 2012 su nombre estaba incluido en el equipo de trabajo del entonces candidato López Obrador, pero como propuesta para estar a la cabeza de la Secretaría de Educación Pública. Antes de ello, en ese mismo proceso electoral, fue perfilado como presidenciable o como candidato a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal por el PRD, pero no aceptó, pues en ese entonces se dedicaba por completo al cuidado de su esposa, quien murió a finales de aquel año. Su buena relación con la oposición del país queda demostrada en esas consideraciones que han tenido con él en estos procesos electorales.

Sin embargo, su red de trabajo y colaboración va más allá. Antes de su llegada a la UNAM, el Dr. De la Fuente fue secretario de Salud en el sexenio de Ernesto Zedillo. Y tuvo un periodo en el que se dedicó enteramente a la Academia. Además, también fungió como presidente del Consejo de la Universidad de las Naciones Unidas, miembro del Consejo de Educación Superior para América Latina y el Caribe; presidente del Consejo de las Naciones Unidas contra el Sida; vicepresidente de la Asamblea Mundial de la Salud y consultor de la Organización Mundial de la Salud. Su próximo arribo a la Organización de las Naciones Unidas no es un tema nuevo para él.

“Ha quedado claro que hay dos prioridades: el tema de la transparencia y el combate a la corrupción, para el cual las Naciones Unidas cuentan con una oficina (…) y el de los derechos humanos (…) a México le vendrá muy bien el apoyo que pueda recibir de Naciones Unidas en este tema y también el honrar los compromisos que ello implica…”, dijo ayer el exrector tras el anuncio en la casa de transición de López Obrador. No son temas fáciles, pero son asuntos que conoce bien. Además, sus posturas en temas de política interna caminan de la mano con lo que se nos ha anunciado como primeras iniciativas apenas arranque la nueva administración: está a favor de la legalización de la mariguana, ha coordinado mesas y análisis de discusión; el año pasado en su columna en El Universal escribió: “Entre los propios médicos hay criterios distintos acerca de asuntos sensibles como la eutanasia, el aborto, la prolongación de la vida, la sedación terminal, etc. No se trata de ver cuáles son las preferencias personales del médico (…) Un punto central en estos temas es que si los polos de un conflicto potencial se simplifican entre lo que es ‘bueno’ y lo que es ‘malo’, se puede crear una crisis moral insoluble. Sin juzgarlos, es mejor abordarlos desde una perspectiva estrictamente laica”. Cuando las propuestas adelantadas por Olga Sánchez Cordero estén ya en la agenda de discusión legislativa, en la ONU se tendrá un aliado. Ya sabemos que, por ejemplo, EU no apoya la idea de la legalización. Buen fichaje por donde se vea. Información Excelsior.com.mx