Por Ricardo Peralta
Recordemos dónde estaba nuestro amado México hace 10 años:
Felipe Calderón presentó el Acuerdo Nacional en Favor de la Economía Familiar y el Empleo. Figuraba el congelamiento de los precios de las gasolinas y la reducción del 10% del precio del gas. Ambas acciones jamás llegaron.
En ese año, la guerra contra el narcotráfico fue el sembradío y escenario de terror más grande de la historia de México. A la fecha cosechamos los funestos resultados. Se priorizó el escaparate mediático por encima de las causas, la lucha contra la corrupción y la impunidad.
Hubo fugas de reos en penales, muchos de ellos eran miembros de cárteles de las drogas. Se comenzó con una lucha encarnizada que dejó a miles de lesionados de por vida, desaparecidos, en la que se acuñó la frase “daños colaterales”; es decir, miles de huérfanos, civiles heridos y fallecidos en una guerra sin control, sin un mínimo de moral y, por supuesto, con un patrocinio en favor de la sangre.
Nunca olvidaremos el doloroso incendio de la guardería ABC, en Hermosillo, Sonora, donde murieron 49 niños. A la fecha, ningún personaje importante estuvo sujeto a proceso penal, por cierto, familiares de la “pareja Calderón”.
En las elecciones intermedias del 5 de julio el PRI logró la mayoría en alcaldías, gubernaturas y diputaciones. Evento que predijo la elección del 2012.
También el gobierno calderonista prometió la construcción de la refinería en el estado de Hidalgo, obra prometida jamás cumplida.
Lo que sí se cumplió fue el incremento de los siguientes impuestos: el 16% al IVA, el 30% del ISR, la creación del nuevo impuesto del 2% sobre el consumo y un 3% al IEPS directo a telecomunicaciones, entre ellos la televisión por cable e internet. Eso sí, nunca fallaron en aumentar impuestos.
Así podemos hacer la enorme diferencia de lo que hoy es nuestro país. No año con año, sino cada década. Tenemos que comparar las acciones institucionales y de Estado que se han hecho en este nuevo gobierno, la feroz lucha contra la corrupción y la impunidad, la gobernabilidad vibrante a cada centímetro cuadrado del país, la economía en su mejor momento de los últimos años y un presidente, Andrés Manuel López Obrador, carismático y valiente que ha enfrentado retos nacionales e internacionales con toda inteligencia, mesura y firmeza.
Hoy, a diez años de la tragedia nacional, podemos decir que tenemos un gobierno honorable, con una alta moral que lo sustenta y fortalece de frente al futuro.
Las siguientes generaciones podrán cosechar el país que esperamos durante décadas, en todos se deposita la responsabilidad de continuar por esta ruta benévola, es por el bien de México, es por el porvenir nacional, es por nuestros niños, niñas y adolescentes que estamos viendo al futuro. Feliz año 2020.Información Excelsior.com.mx