Modus operandi agobiante contra clientes morosos
La necesidad de obtener recursos económicos para resolver emergencias ha generado que mucha gente caiga en una situación inesperada y agobiante.
MÉRIDA, Yuc., 19 de septiembre 2022.- En las últimas fechas han trascendido casos de personas que cayeron en manos de una empresa de préstamos que ofrece sus “servicios” mediante una aplicación electrónica.
Cuando el solicitante se ve en dificultades para pagar, la empresa recurre a una campaña de difamación por medio de la creación de un grupo de WhatsApp con los contactos del contratante.
Por ese medio lanza diversas acusaciones al deudor, inclusive de estar relacionado con delitos como pornografía infantil y trata de personas. De esta manera, quienes tienen problemas para pagar viven un martirio.
Préstamo de $3 mil desata serie de acusaciones
La contratación de un crédito de emergencia se convirtió en las últimas semanas en un martirio para una persona identificada como Carlos.
Accediendo a una aplicación electrónica solicitó un préstamo de $3,000, el cual debía saldar en siete días. El joven cuenta que al cumplirse el plazo para devolver el préstamo no contaba con el total del monto.
Ante un primer mensaje sobre su retraso en el pago, informó a los prestamistas que no tenía los recursos para pagar, pero al día siguiente podía depositar la mitad de la deuda y posteriormente saldarla.
No obstante, se le dijo que tenía hasta las dos de la tarde para hacer el pago. Le siguieron enviando mensajes a lo largo del día, pero como no tenía el dinero no les contestaba.
Así pasaron 15 días, y al ponerse en contacto con ellos para lograr un acuerdo, le dijeron que tenía 15 minutos para saldar la deuda, que ya se había elevado a $6,300 por los intereses. Carlos les dijo que solo podía pagar la mitad, pero de nuevo se negaron y le exigieron el pago total.
Fue entonces cuando el panorama se volvió más complejo y difícil: a los 10 minutos su novia le habló por teléfono para preguntarle si ya había visto el grupo de WhatsApp que crearon con sus contactos, a los cuales al parecer accedieron cuando él descargó la aplicación.
Enseguida revisó su cuenta de WhatsApp y vio el grupo, en el que lo acusaban de pornografía infantil y vender a su hija para saldar sus deudas, advirtiéndoles que tengan cuidado con él porque es un “pervertido”.
De inmediato sus contactos le comenzaron a mandar mensajes en privado preguntando qué sucedía.
Rechazan relación
Él mandó un mensaje a la aplicación en la que solicitó el préstamo para preguntar si ellos crearon el grupo, pero le contestaron que no, que ellos solo trabajan en la aplicación para el otorgamiento del dinero y dar seguimiento a los depósitos de los clientes. Le señalaron que no les importaba si él se dedica a la pornografía infantil en su tiempo libre, aunque se trata de un delito.
Carlos ya había mandado un mensaje al administrador del grupo de WhatsApp en el que lo estaban difamando, que negó ser parte de los prestamistas, pero al llegar a un acuerdo con los otorgantes del préstamo para devolver ese día la mitad de la deuda y a los siete días la otra mitad, dejaron de enviar mensajes en el grupo.
Como salía de trabajar a las tres de la tarde y el plazo para hacer el depósito era hasta las cuatro, se encontraba todavía camino a recoger el dinero para depositarlo cuando de nuevo comenzaron a enviar mensajes al WhatsApp.
Le señalaron que otra vez estaba con sus “pen…”, que no había hecho el depósito y seguro era un cuento que iba a pagar.
Él reiteró que estaba en camino a hacer el depósito, pero en la fila del banco de nuevo volvieron a mandarle mensajes reclamando el impago y agrediéndolo con insultos hasta que finalmente le tocó su turno e hizo el depósito.
A los dos días logró saldar totalmente la deuda y cesaron los mensajes en el grupo de chat.
Según detalla, en el grupo no solo mandaron mensajes difamatorios hacia su persona, sino que tomaron una foto del perfil de su novia, otra de su hija menor de edad y las publicaron en el grupo, además de enviar vídeos explícitos de pornografía infantil y otros materiales de ese tipo.
Ante la situación Carlos puso una denuncia ante la Fiscalía General, donde quien le atendió le comentó que otras personas ya habían acudido a denunciar situaciones similares, por lo que hay varios casos en los que se maneja el mismo “modus operandi” por parte de las aplicaciones de préstamos en línea.
Le dijeron que en algunos casos como el suyo utilizan la difamación, en otros amenazan con golpearlos o matarlos. Información Megamedia