El Cártel del Golfo, una de las organizaciones criminales más longevas de México, ha diversificado sus actividades ilícitas utilizando embarcaciones ligeras para el tráfico de drogas, personas y pesca ilegal en aguas de México y Estados Unidos.
De acuerdo con la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de la Unión Americana, estas operaciones se centralizan desde Playa Bagdad, conocida también como Playa Costa Azul, en Tamaulipas.
Los pescadores vinculados al cártel emplean embarcaciones rápidas de entre 20 y 30 pies de largo para cruzar ilegalmente a aguas texanas, estas lanchas no solo transportan drogas y migrantes, sino que también se usan para pescar especies valiosas como el pargo rojo y tiburones, cuya captura está regulada en Estados Unidos debido a su escasez.
De acuerdo con las investigaciones, la pesca ilegal representa una fuente significativa de ingresos para la organización criminal, los pescadores regresan a México con sus capturas, que son procesadas y vendidas localmente o exportadas nuevamente a Estados Unidos, generando millones de dólares anuales. Sin embargo, estas actividades también causan daños al ecosistema marino, incluyendo la muerte de especies capturadas accidentalmente.
Identifican a líderes del Cártel del Golfo
La red de estas operaciones está encabezada por Ismael Guerra Salinas, Mayelo, y su hermano Omar Guerra Salinas, conocido como Samorano, ambos supervisan la logística de las actividades de pesca ilegal, tráfico de drogas y transporte de personas.
En Matamoros, el liderazgo del Cártel del Golfo recae en Francisco Javier Sierra Angulo, El Borrado, mientras que Raúl Decuir García, La Burra, e Ildefonso Carrillo Sapien, El Chivo, controlan los campamentos de lanchas en Playa Bagdad.
Estos campamentos funcionan como bases operativas donde los pescadores y contrabandistas reciben apoyo logístico para sus incursiones en aguas estadounidenses.
La OFAC ha sancionado a estos líderes bajo la Orden Ejecutiva 14059, que busca combatir el tráfico de drogas y las actividades financieras asociadas. Estas sanciones implican el congelamiento de bienes y la prohibición de realizar transacciones financieras con personas y entidades relacionadas con el Cártel del Golfo.
Además de las consecuencias legales y sociales, las actividades del cártel tienen un impacto ecológico considerable, la pesca no reglamentada de pargo rojo y tiburón afecta la biodiversidad marina y pone en riesgo especies protegidas. Por otro lado, el comercio generado ilegalmente por esta pesca perjudica a la industria pesquera legítima en ambos países.
La combinación de actividades ilícitas marítimas —tráfico de drogas, personas y pesca ilegal— evidencia la capacidad del Cártel del Golfo para diversificar sus operaciones y aprovechar la porosidad de las fronteras marítimas entre México y Estados Unidos. Las autoridades enfrentan el reto de intensificar la vigilancia y colaboración binacional para combatir este complejo esquema criminal. Información Excelsior.com.mx
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