La actriz australiana Cate Blanchett brilló hoy sobre la alfombra roja de la Fiesta del Cine de Roma y proclamó su amor por el teatro, pues fue desde las tablas desde donde saltó a la gran pantalla a pesar de que “jamás” se lo había planteado.
Blanchett (Melbourne, 1969) se encuentra en la capital italiana para presentar The House with a Clock in Its Walls, una historia de magia y terror dirigida por Eli Roth y con la que compite en la Fiesta del Cine de Roma, que concluirá el próximo 28 de octubre.
Su paso por la ciudad sirvió a esta afamada y prolífica actriz para mantener un encuentro con el público, encargado de repartir los premios del certamen y que cayó rendido ante sus anécdotas y los recuerdos de sus más dos décadas de trayectoria en el cine.
Sentada en el escenario y vestida con un traje de chaqueta negro, recordó sus inicios en el mundo de la interpretación, en un teatro de Sydney con veinticinco años de edad.
Me decían que debía darme prisa para pasar al cine porque si no me excluirían. Porque antes, con veinticinco años, la carrera de una mujer en el cine ya estaba marcada. Ahora las cosas han cambiado”, apuntó, suscitando el sonoro aplauso de los asistentes.
Aunque reconoció que “ha sido bellísimo” poder pasar del teatro al cine y complementar ambos estilos, no oculta su predilección por el primero por “la percepción directa” que ofrece con la platea.
Blanchett llegó para recordar algunas de las películas que le han convertido en uno de los rostros más reconocibles del Séptimo Arte, conquistando dos Premios Oscar como Mejor Actriz en Blue Jasmine (2013), de Woody Allen, y por su papel de reparto en The Aviator (2004).
En esta última cinta, de Martin Scorsese, se puso en la piel de la mítica Katharine Hepburn y por ello lo asumió con un gran nerviosismo, reconoció: “Crecí devorando sus películas y admiro el camino que abrió a las mujeres en el cine para que seamos lo que somos en la actualidad”, celebró.
Durante el acto se proyectaron algunas de los títulos que componen su largo elenco cinematográfico, como la adaptación del clásico de F. Scott Fitzgerald, The Curious Case of Benjamin Button (2008), su representación de un Bob Dylan adolescente en I’m not there (2007) o su papel lésbico en Carol (2015).
Sobre esta última cinta, cuestionó que le resulta “interesante” que en su presentación le preguntaran sobre su sexualidad.
Me sorprendió y chocó profundamente que mi género como actriz fuese siquiera importante, porque interpretar un personaje es hallar un punto de conexión universal, no se trata de interpretarte a ti mismo, es interpretar las experiencias de otra persona”, defendió.
En este sentido planteó que cuando ha interpretado el rol de una vidente nunca le han preguntado si tenía habilidades psíquicas o cuando ha hecho de elfa nadie ha cuestionado su mortalidad.
Yo como persona nunca, nunca, jamás, pienso en mi género, hasta que se me cierra una puerta”, sostuvo.
Por último, Blanchett describió con una sola palabra a algunos de los directores a cuyas órdenes se ha puesto en su vida.
Describió como “hilarante” a Scorsese, definió como un “enigma” a Woody Allen y resumió como “voraz” a Steven Spielberg, con quien se adentró en el Reino de la Calavera de Cristal en la cuarta entrega de Indiana Jones (Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull, 2008). Información Excelsior.com.mx