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Coaliciones sólo electorales

Por Ruth Zavaleta Salgado

Es por eso, quizá, que en los últimos meses hemos sido testigos de cómo los partidos han tratado de remontar esa pérdida de confianza y han realizado algunas acciones que parece que los debilita aún más, por ejemplo, el PRI ha optado por un candidato a la Presidencia que no ha emanado de sus filas, o el PRD ha decidido aliarse con el PAN y apoyar al candidato de este partido, o Morena ha decidido aliarse con un partido que es calificado como de derecha.

Pero en política no todo lo que parece ser, es. Los partidos políticos han optado por estas estrategias por la rentabilidad electoral. Es por ello que algunos no sólo buscan alianzas con quienes parecieran la antítesis de su propio origen (ideológicamente hablando), sino también algunos otros han decidido impulsar candidaturas por fuera de su militancia. Cabe recordar que no sólo el PRI ha tomado la decisión de nombrar a sus candidatos a la Presidencia de la República y a la Jefatura de la Ciudad de México por fuera de sus militantes; ya en otros momentos otros partidos en coalición han lanzado candidatos que no emanan de sus filas a diversos cargos de representación popular.

Por ejemplo, en algunos estados de la República los gobernadores electos en diferentes procesos de 2006 a la fecha emanaron de alianzas entre el PAN y el PRD, pero los candidatos eran aquellos inconformes que habían decidido renunciar al PRI porque no habían logrado alguna candidatura.

Lamentablemente, estas coaliciones electorales son sólo exitosas para ganar el cargo, pero no han dado los mejores resultados de gobernanza, incluso en algunos casos han sido desastrosos para las entidades toda vez que la coalición electoral se pacta bajo el mecanismo de repartición de espacios del gabinete y no bajo el amparo de un proyecto de gobierno. Ante esta circunstancia, la figura constitucional de gobierno de coalición podría ser la solución, pero hasta estas fechas falta que el Congreso de la Unión apruebe la ley reglamentaria.

No obstante, el problema que enfrentan los partidos políticos para remontar la desconfianza ciudadana: el 2018 promete ser un año muy apasionante desde el punto de vista político. Hasta este momento, nadie puede predecir un escenario de triunfo para alguno de los precandidatos, si bien es cierto personajes como Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador son polémicos y han llamado más la atención mediática, también es cierto que la última palabra la dará un electorado que se antoja volátil e impredecible.

Además, no debemos olvidar que una de las experiencias más exitosas de partido político en América Latina, sin lugar a dudas, ha sido el PRI, que no sólo ha logrado mantener por siete décadas el control hegemónico de la vida política, sino que también logró regresar a la Presidencia de la República después de dos sexenios de alternancia del PAN. Durante su longevidad, ha logrado transformarse de tal manera que ha superado importantes coyunturas negativas. Quizá la más dolorosa en su vida moderna fue la salida de Cuauhtémoc Cárdenas y su competitiva candidatura a la Presidencia en 1988. En ese entonces, no fueron pocos los que expresaron ese dicho de que: “para que la cuña apriete, tiene que ser del mismo palo”, hoy, ante la adversidad, quizás el PRI tenga buenos resultados con un candidato como José Antonio Meade, que logre extender hacia la militancia y los ciudadanos en general la simpatía que tiene de un gran número de los actores del llamado “círculo rojo”. Información Excelsior.com.mx

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