‘Somos los Campeones’, dice con letras gigantes en la entrada, justo en una de las puertas del domo, en donde se realizan los grandes eventos, uno que incluso sirve para armar otro tipo de parafernalias, como funciones de lucha libre.
Es día de visitar las entrañas de uno de tantos sitios que resultaron relevantes y claves en la vida de Santos Saúl Álvarez Barragán, hablando de su carrera en el boxeo: el Consejo Estatal para el Fomento Deportivo Jalisco, que es el organismo que se encarga de la hechura de los atletas en su versión amateur.
Y es que Canelo, con apenas 14 años a cuestas, pero cuando ya daba visos de tener el talento para hacerla en el pugilismo, fue llevado precisamente por su hermano Rigoberto ‘El Español’ Álvarez, a probarse con chicos de su edad para ratificar que lo suyo era en serio.
Code Alcalde, una de las instalaciones deportivas dispuestas en el estado, a cargo del profesor Rafael Guzmán, le dio ese beneficio de la duda al chavito pecoso pelirrojo, porque además tenía sólo buenos comentarios referentes a su nivel con guantes enfundados, y entonces comenzó la historia de éste como seleccionado local.
“Hoy es quien es, mucha gente no lo quiere aceptar, pero yo lo digo en son de broma, a lo mejor no es el mejor, pero sí es el que gana más”, dice el mismo Guzmán Roa, en entrevista con mediotiempo.Y el profe incluso se da tiempo para recorrer las instalaciones de aquel lugar, con anécdotas incluidas, pues Saúl tuvo este hogar alterno para hacer lo que hasta ahora mismo le ha llenado a placer, como lo es el deporte de los puños.
Y nace una estrella del boxeo…
Concentraciones de hasta 30 días tuvo que completar Canelo con miras a las competencias regionales o nacionales, según fuera el caso, y siendo parte de este nicho fue que sufrió uno de sus descalabros más dolorosos, en la Final del Nacional (2004), seguramente el primero que le hizo romper en llanto, pero uno que igual pudo marcarlo para bien, porque entonces entendió que lo suyo era la estampa ganadora, con los brazos en alto, y su trabajo comenzó a ser a consciencia, llegando hasta al Multicampeón que hoy es.
Un gimnasio, siempre cercano, y como su terruño más entrañable, el cual constaba de dos cuadriláteros y demás aditamentos necesarios para practicar, le fue dando forma al niño boxeador.
Y Rafa, con el orgullo a flor a piel, porque es parte importante del crecimiento del monarca tapatío, se dice complacido de haber aportado su granito de arena, al tiempo que detalla sobre los sacrificios de su alguna vez pupilo, porque vaya que se la rifaba en busca de conseguir esos sueños de grandeza.
“Tuvimos aquí a ese niño, Campeón Nacional en 2005, entrenaba con la Selección Jalisco y siempre se mostró con muchas ganas y disciplinado. En ese tiempo creo que él dejó de estudiar, porque vivía para Juanacatlán, estaba muy lejos, no le alcanzaría a ir a la escuela hasta allá, por eso vimos las posibilidades de que los atletas foráneos, y que tenían resultados, fueran tomados en cuenta para vivir aquí, y sólo salir los fines de semana”. Información Medio Tiempo