Familias desesperadas y equipos de rescate buscaban el domingo a cientos de desaparecidos por el trágico desbordamiento de varios ríos en una ciudad selvática de Colombia, que cobró la vida de al menos 248 personas y redujo a escombros barrios enteros.
Cientos de personas que sobrevivieron al desastre natural -uno de los peores en la historia reciente del país- permanecieron durante la noche en vela buscando a oscuras a sus seres queridos entre el lodo y las gigantescas piedras en Mocoa, una pequeña localidad cercana a la frontera con Ecuador y Perú.
“Al momento tenemos registrados 248 cadáveres“, dijo a periodistas Carlos Eduardo Valdés, director del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses. “Estamos haciendo el mayor esfuerzo para identificar los cuerpos, estamos trabajando sin descanso”.
Las cifras de Valdés sobre las víctimas fatales coinciden con las que manejan las Fuerzas Militares, aunque el Gobierno en el último informe reportó 210 muertos.
Decenas de niños que no lograban encontrar a sus padres fueron llevados a albergues por los servicios sociales, mientras las autoridades intentaban restablecer el servicio eléctrico y de agua potable.
“Quiero saber algo de ellas, si están heridas o si están muertas, que Dios se compadezca y me las entregue”, dijo con un desgarrador llanto María Lilia Tisoy mientras buscaba a su nieta y sus dos hijas, una de ellas embarazada, entre los restos de su casa.
El desastre de Mocoa opacó otras tragedias recientes, como la de mayo del 2015, cuando una crecida súbita de un río en el municipio de Salgar arrasó con todo lo que encontró a su paso y dejó 97 personas muertas y decenas de damnificados.
“Es muy difícil tener que enterrar 11 familiares, quedé prácticamente huérfana, solo con una hija y otro familiar”, dijo una joven mujer en medio de sollozos.
A SUPERAR LA EMERGENCIA
El presidente Juan Manuel Santos llegó a Mocoa para supervisar los esfuerzos de rescate. Más de mil 100 militares y policías fueron enviados para ayudar en las labores en los 17 barrios afectados.
“Hemos vuelto para seguir adelante con todo lo que sea necesario para superar la emergencia. He venido a resolver los cuellos de botella, para que la parte humanitaria fluya y desde ahora iniciar la etapa de reconstrucción, como devolverle a las familias sus viviendas, la energía, el agua”, dijo.
Una carretera regional bloqueada por el deslizamiento de tierra y las lluvias volvió a abrirse en las primeras horas del domingo.
Colombia enfrenta una fuerte temporada de lluvias que ha ocasionado emergencias en diferentes regiones del país. Como otras naciones de América Latina, Colombia es vulnerable a los desastres naturales acentuados por el cambio climático.
“Siento un enorme dolor al ver lo que está pasando en Mocoa, estamos haciendo una donación del BID al Gobierno de Colombia de 200.000 dólares para ayudar a la atención inmediata del desastre, pero igualmente vamos a mirar las necesidades de reconstrucción”, dijo Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), desde Asunción, en donde se lleva a cabo la asamblea de gobernadores del organismo.
La peor tragedia natural de Colombia ocurrió en noviembre de 1985 cuando la erupción del Volcán Nevado del Ruiz sepultó la ciudad de Armero y provocó unos 25 mil muertos.
Las condolencias llegaron de todo el mundo, incluyendo desde el Vaticano. “Rezo por las víctimas y aseguro nuestra cercanía a cuantos lloran la desaparición de sus seres queridos”, dijo el Papa Francisco.
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