Por Pascal Beltrán del Rio
A principios del año pasado, el desabasto de combustible dio lugar a compras de pánico y largas filas en las gasolinerías, como no se había visto en la historia moderna del país.
El gobierno lo atribuyó al combate contra el huachicol.
Sin embargo, el 12 de enero de 2019, el periódico estadunidense The Wall Street Journal ofreció una explicación alterna. De acuerdo con una nota de su corresponsal en México, el gobierno mexicano disminuyó considerablemente las importaciones de gasolina de Estados Unidos desde el 1 de diciembre, cuando asumió Andrés Manuel López Obrador.
El diario se basó en la firma de investigación ClipperData, que estimó que las importaciones de gasolina desde la costa del Golfo de Estados Unidos habían promediado los 350 mil barriles por día bajo el mandato de López Obrador, una baja de 28% respecto de diciembre de 2017 y enero de 2018.
El gobierno mexicano quiso desmentir la información mediante epítetos contra el periódico.
“Ah, es que no son serios”, dijo el presidente López Obrador cuando se le preguntó al respecto, en el marco de una gira por Morelos.
Sin embargo, semanas después se confirmó que el desabasto fue generado por el menor volumen importado en el primer mes del gobierno de López Obrador.
Datos internos de la empresa productiva del Estado, consultados vía una solicitud de transparencia, pusieron en evidencia que en diciembre de 2018 se importaron, en promedio diario, 125.6 millones de litros, el nivel más bajo del año, cuando en ese mes suele subir el consumo.
Una situación similar es la que ha ocurrido desde hace unos meses con los medicamentos.
De acuerdo con el oficio 700/2020 de la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda, cuya copia se conoció la semana pasada, los hospitales públicos fueron instruidos a extender los contratos de compra de medicamentos de 2019 o “llevar a cabo las acciones necesarias para garantizar la atención de la población” en el primer trimestre de 2020.
En el oficio, firmado por Thalía Lagunas Aragón, titular del área, se ordena a José Antonio Olivarez (sic), director de Administración del IMSS, lo siguiente:
“Con la finalidad de asegurar el abasto, y en virtud de que la programación de medicamentos y materiales de curación de la compra consolidada de 2020 está prevista para que pueda realizarse a partir del mes de marzo”, llevar a cabo “las acciones necesarias para garantizar la atención de la población”.
Agrega que “será responsabilidad de cada institución que la compra se realice sólo para cubrir el primer trimestre del año”, con base en los precios de referencia publicados en las Bases de la Convocatoria de la compra consolidada del ejercicio fiscal 2020, y “en caso de no contar con dicha referencia, asegurar que se obtengan las mejores condiciones para el Estado”. Queda claro, por dicho oficio, que las autoridades de salud están improvisando para asegurar que el abasto se cumpla, lo cual pone en evidencia que no hubo una previsión adecuada para la compra de medicamentos, algo semejante a lo que ocurrió con los combustibles durante el año pasado.
A fin de justificar la carencia de medicamentos, el gobierno federal ha esgrimido toda clase de pretextos e, incluso, ha anunciado investigaciones por parte de la Secretaría de la Función Pública contra directivos del Hospital Infantil de México que, a decir de los padres de los niños con cáncer atendidos en ese nosocomio, siempre han cumplido con su responsabilidad, al punto de comprar de su bolsa los medicamentos.
El gobierno tiene el deber de luchar contra toda corrupción en la administración pública, pero tiene que hacerlo sin crear desabasto.
En el caso de las gasolinas, dio lugar a un problema de orden económico el año pasado, lo cual es grave, pero otra cosa es el desabasto de medicamentos por falta de planeación, pues pone en riesgo la vida de los pacientes. Información Excelsior.com.mx