Por Pascal Beltrán del Rio
Nuestro país podría acceder por quinta ocasión al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, luego de haber sido parte de él en 1946, 1980-1981, 2002-2003 y 2009-2010.
México obtuvo ayer el apoyo unánime del bloque de 33 naciones de América Latina y el Caribe, primer paso para someter su candidatura ante la Asamblea General, el año entrante, a fin de obtener una de las cinco plazas de miembro no permanente que se votan anualmente.
El Consejo de Seguridad es el organismo de la ONU cuya responsabilidad es mantener la paz y la seguridad en el mundo. Tiene cinco miembros fijos –Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, China y Francia– y otras diez posiciones no permanentes que se eligen entre el resto de los países de Naciones Unidas. Desde 1948, dichas membresías duran dos años.
Entre sus cuatro participaciones, México acumula un total de siete años en el Consejo de Seguridad y es superado en ese rubro por Brasil, con 20 años; Argentina, 18; Colombia, 14, y Panamá, Chile, Perú y Venezuela, que tienen 10 años cada uno.
Durante un largo tiempo, el gobierno mexicano se abstuvo de buscar un asiento en el Consejo de Seguridad, dada la política de no intervención y no alineación que hizo suya durante la Guerra Fría. Fue parte del organismo en 1946, recién estrenada la ONU, pero no volvió a serlo sino hasta 1980.
De hecho, en ninguna de esas dos ocasiones buscó activamente la participación en el Consejo. La primera vez lo fue por el papel que jugó en la construcción de la ONU y la segunda, como fórmula de compromiso, cuando ni Colombia ni Cuba pudieron obtener, en más de tres meses de votaciones, la mayoría necesaria –dos tercios de la Asamblea General– para alcanzar un lugar.
En cambio, durante los gobiernos de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón sí existió un cabildeo de México para convertirse en miembro no permanente del Consejo.
Desde 1946, seis mexicanos han presidido el organismo. El primero en hacerlo fue el duranguense Francisco Castillo Nájera, en su condición de secretario de Relaciones Exteriores, entre el 17 de junio y el 16 de julio de 1946. Luego fue Porfirio Muñoz Ledo, representante ante Naciones Unidas, entre abril de 1980 y junio de 1981. Posteriormente, Adolfo Aguilar Zínser, jefe de la misión de México en la ONU, en febrero de 2002. Después, el propio Aguilar Zínser y el canciller Luis Ernesto Derbez, que compartieron la silla, en abril de 2003. Luego, el embajador Claude Heller y la canciller Patricia Espinosa, en abril de 2009. Y, por último, el mismo Heller, en junio de 2010. El lugar que ahora busca México será para el periodo 2021-2022.
Coincido con Juan Ramón de la Fuente, representante de México ante la ONU, que es importante que el país ocupe un lugar entre las naciones que toman decisiones fundamentales para la convivencia de la humanidad. México tiene un tamaño y una historia que ameritan ese reconocimiento.
Sin embargo, creo que el gobierno deberá hacer una profunda reflexión sobre qué quiere conseguir en el seno del Consejo de Seguridad. Hoy en día es difícil saber qué principios de política exterior defiende México, sobre todo porque la Constitución lo obliga a observar conceptos que pueden ser contradictorios en la práctica, como la no intervención y la promoción y defensa de los derechos humanos.
Y también porque este gobierno ha practicado un marcado aislacionismo, que lo ha alejado de la discusión de temas como el cambio climático. Información Excelsior.com.mx