Por Yuriria Sierra
México talará 183 millones de árboles. Bueno, no literalmente, pero la construcción de la refinería Dos Bocas: “ancla al país en un modelo intensivo en emisiones de gases de efecto invernadero al menos por los próximos 20 años…”, advirtió Greenpeace hace unos días durante la manifestación #CrisisCliMéxico en la zona donde se levanta ese megaproyecto del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La organización subraya que el daño de esta obra en las próximas dos décadas, será equivalente a esa devastación forestal.
No son los primeros, tampoco serán los últimos en advertir el peligro de esta política energética. Lejos, muy lejos quedó aquella agenda climática que su equipo de campaña presumió en redes en 2018. Hoy, el combate a la emergencia ecológica en nuestro país está reducido a la plantación de árboles, pero, ¿de qué sirve un programa como Sembrando Vida, si otras estrategias tendrán consecuencias fatales?
Aun con todo lo que ya conocemos de la visión del tema climático, desde Palacio Nacional enviaron una carta a Joe Biden, el tema: la lucha contra la emergencia climática.
López Obrador fijó de nuevo su postura y reconoció las acciones del gobierno de Estados Unidos, para atender las emisiones de gases de efecto invernadero. Con toda audacia, también reiteró que la reforma eléctrica busca impulsar la generación de energía limpia.
A unas horas del inicio de la COP26, Bloomberg reveló los resultados de un estudio del Departamento de Energía de Estados Unidos, en él advierte que, de aprobarse la reforma, las emisiones de gases de efecto invernadero en México aumentarán entre 23 y 65 por ciento; agrega que el precio de la producción de energía eléctrica subiría entre 32 y 54 por ciento. Desde luego que el Presidente respondió que la información era falsa: “con todo respeto no tienen información de lo que se está haciendo en México…”, dijo en conferencia.
Y, casi al tiempo en que todo lo anterior ocurría, llegó este mensaje: “se dirigen a un desastre climático y, sin embargo, cada año los gobiernos gastan miles de millones de fondos públicos en subsidios a los combustibles fósiles. Imaginen si nosotros hubiéramos gastado miles de millones subsidiando meteoritos gigantes (…). Así
que aquí está mi más loca idea. No elijan la extinción. Salven a sus especies antes de que sea demasiado tarde…”, palabras de un dinosaurio, sí, un dinosaurio, en la Organización de las Naciones Unidas, es parte de una campaña previa a la cumbre climática en la que México participará. Nuestro país llega así, con la construcción de una refinería, una reforma que cierra el paso a la inversión en energías limpias y una política ecológica que todo lo reduce a la siembra de árboles: #CrisisCliMéxico, como bien anota Greenpeace. Información Excelsior.com.mx