A las 2:55 de la tarde, hora del centro de México, tocó suelo marciano el vehículo de exploración Perseverance de la NASA.
En los momentos previos, en el cuarto de control, aquí en la Tierra, en el sur de California, hubo silencio total, durante varios segundos no se supo si el robot había logrado la compleja operación de desaceleración de su velocidad desde cinco kilómetros por segundo a casi cero, para posarse en un terreno muy difícil: el rocoso fondo de un lago seco.
El Rover, del tamaño de un vehículo todo terreno pequeño, forma parte de la misión más ambiciosa de la agencia estadounidense: encontrar rastros de vida en ese planeta.
El júbilo estalló entre los ingenieros de la nasa, después de superar los llamados “siete minutos de terror” que antecedieron la llegada a marte del vehículo de exploración Perseverance.
El desafío en la maniobra de separación y amartizaje del vehículo, era atravesar sin contratiempos la delgada atmósfera del planeta y descender en la superficie rocosa del cráter jezero, que se cree contuvo un lago hace 3 mil 500 millones de años.
La operación combinó controles desde tierra a través de una sonda, así como decisiones propias del robot en pleno descenso, operando una grúa voladora.
Tan pronto amartizó, el vehículo de exploración geológica y astrobiológica, mandó las primeras imágenes desde el cráter jezero.
El viaje del perseverance tardó 203 días y recorrió 472 millones de kilómetros, es la operación más ambiciosa de la NASA y la mayor misión a Marte de la historia, y aunque es el quinto Rover que Estados Unidos pone en ese planeta, es el más costoso y complejo.
Siete instrumentos científicos buscarán signos de vida microbiana antigua, también cuenta con micrófonos que grabarán el sonido marciano, lleva 19 cámaras, y un dron de nombre Ingenuity.
Además, un chip con 10.9 millones de nombres de personas que atendieron la convocatoria de la NASA para mandar una tarjeta de embarque digital con su nombre.
La semana pasada, dos misiones más llegaron a Marte, una de Emiratos Árabes Unidos que orbita a su alrededor en busca de analizar el clima marciano, y otra de China, que busca hielo de agua en el subsuelo.
El Perseverance es el primer paso para un plan a futuro más ambicioso: traer por primera vez a la tierra rocas y tierra marciana y llevar astronautas para la década de 2030.
Con información de En Punto