Por Enrique Aranda
No acaba de acomodarse todavía como administrador de turno de Acción Nacional ni de recuperarse siquiera del gravísimo golpe que para el blanquiazul representó la muerte de la gobernadora Martha Erika Alonso de Puebla y su esposo, el coordinador de la fracción senatorial, Rafael Moreno Valle, y a las puertas del gris-gris Marko Cortés Mendoza toca ya la primera gran crisis de su incipiente (y deslucida) gestión, en forma de confrontación con algunos de los mandatarios estatales de extracción panista, o de alianzas signadas con otros partidos, con los titulares de entidades donde este año habrá elecciones, para ser más precisos.
En las últimas semanas, efectivamente, en cuatro de los seis estados donde en junio próximo se elegirá a dos gobernadores, 55 presidentes municipales y 86 diputados locales —“en Baja California el asunto no parece importar a nadie y en Puebla la propia circunstancia exige una solución extraordinaria”— han comenzado a gestarse movimientos que, liderados por los gobernadores o sus afines, acusan al michoacano de pretender “meter mano en la selección de candidatos…” cuando, sostienen ellos mismos, el compromiso asumido por él, a cambio de recibir apoyo para encabeza el partido, era que esa tarea quedaría reservada a los mandatarios.
Si bien la resistencia a aceptar que la dirigencia de turno reedite el
modus operandi que con tan desastrosos resultados impuso el fracasado (Ricardo) Anaya, cancelando toda posibilidad de una elección interna y reservando para sí la totalidad de las designaciones de candidatos a puestos de elección, cobra forma igual en Durango que en Tamaulipas y Quintana Roo, es en Aguascalientes, la entidad que gobierna Martín Orozco, donde el asunto escaló ya a tal nivel que forzó la instalación de una “mesa de diálogo y acuerdos” cuyo objetivo no es otro que evitar una eventual ruptura entre el CEN y el gobierno estatal.
El malestar en la entidad abajeña, en concreto, se da como resultado de la pretensión de Marko y los suyos de avalar una eventual reelección de la presidenta municipal capitalina en funciones, Teresa Jiménez Esquivel, a lo que, presuntamente, se opone el mandatario dado el cúmulo de imputaciones, por supuestos o reales ilícitos, en el manejo del erario acumula la exlegisladora federal, quien, durante su participación en la LXII legislatura federal, fue vinculada al impresentable maderista Jorge Villalobos, el mismo que durante el triste episodio de los llamados moches se constituyó en el principal apoyo de Luis Alberto Montana Villarreal, y que en la actualidad sigue siendo una pieza importante en la operación de la alcaldesa.
Aunque menores, también en Durango, Tamaulipas y Quintana Roo hay problemas. Lo comentamos luego.
ASTERISCOS
- Si bien a muchos senadores —“de oposición, obvio”— preocupó el posible conflicto de interés que pudiera darse al designar al esposo de la titular de Economía, Graciela Márquez, Gerardo Esquivel, subgobernador del Banco de México, más debiera preocuparles, dicen los mal intencionados, la (misma) relación existente entre el nuevo fiscal Alejandro Gertz y la subsecretaria de Gobernación, Diana Álvarez Maury.
*Extrañeza en Coyoacán, conocer el programa y lista de “notables” invitados a la plenaria de diputados capitalinos panistas que, liderados por Mauricio Tabe, concluyó ayer —“¡en Cuernavaca!, como debe ser…”. Ahí, Édgar Olvera, coordinador de diputados locales, Carlos Martínez y Dalila Morales, morelenses ambos, y al menos, su líder local, Andrés Atayde.
*En forma unánime, los tesoreros de los municipios mexiquenses ubicados en el Valle de México eligieron a Fernando Reina Iglesias, de Atizapán de Zaragoza, su representante ante el Instituo Hacendario estatal, una labor de interlocución que no se prevé nada sencilla, dados los graves problemas financieros prevalecientes en muchos de aquellos.
Veámonos el domingo, con otro asunto De naturaleza política.