Por Yuriria Sierra
41 mil 908 muertos y 370 mil 712 contagios tras cuatro meses de pandemia y el debate en nuestro país no va sobre el perfeccionamiento de las medidas para la reactivación o de los planes de rescate de la economía, aquí va por otro lado. Arturo Herrera afirmó:“Hay que tener una careta, hay que tener una máscara (…) Pero esto no va a ser solamente uno de los elementos más importantes para protegernos en la economía, sino va a ser uno de los elementos que permitan relanzar con mayor éxito la economía…”.
Una expresión cierta, sin duda, el lavado de manos, la sana distancia y el cubrebocas, son, por ahora, la única vacuna con la que contamos para evitar un contagio, pero esto, en lugar de convertirse en política pública urgente, valió una descalificación. Aunque Herrera tiene razón, apenas unos días antes, el director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EU, Robert R. Redfield, afirmó que el uso generalizado y universal del cubrebocas ayudaría a controlar la pandemia en menos de ocho semanas. Sin embargo, ante la falta de rigor de parte de autoridades de Salud en México, que no han logrado generar una campaña del uso de la mascarilla, ya no digamos efectiva, ¡una que inicie con el ejemplo! Y, ante la irrespetuosa e irresponsable postura del presidente López Obrador al respecto, el secretario de Hacienda fue descalificado en cadena nacional.
“No, pues creo que es muy desproporcionado ¿no? (…) Pues si fuese el cubrebocas una opción para la reactivación de la economía, pues me lo pongo de inmediato, pero no es así (…) Yo sigo las recomendaciones de los médicos, de los científicos…”, reviró López Obrador en la conferencia en Palacio Nacional en la que también estaba el secretario al que no le quedó otra que corregir: “Lo que hice fue utilizarlo como una analogía para decir que, en la reactivación económica, vamos a tener que tener medidas de cuidado y la economía va a tener que estar trabajando en circunstancias distintas…”.
Hace un par de días, médicos suecos enviaron un mensaje al mundo: no seguir su ejemplo. Ellos apostaron por la inmunidad de rebaño, de grupo, y no impusieron medidas de contención, todo lo dejaron a la voluntad de los ciudadanos. El resultado fue una tasa de muertes de 556 por cada millón de habitantes, más alto que en EU.
Elementos para hacer del cubrebocas una barrera rigurosa frente a la pandemia, los hay. Se trata sólo de la voluntad de algunos líderes para sacudirse debilidades. Al Presidente de México lo hemos visto sólo una vez portándolo, cuando voló para ver a Donald Trump. Incluso éste último ya lo usa, aunque sea como mera estrategia de campaña y sólo para la foto. Ayer, Andrés Manuel López Obrador inauguró la extensión de la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la CDMX junto a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y el recién llegado a la SCT, Jorge Arganis, y su predecesor, Javier Jiménez Espriú. Y en las fotos, ¿adivinen quién era el único sin cubrebocas a pesar de los casi 42 mil muertos? Es una decisión de vida o muerte salir y con quién, alertó la OMS, también ayer. Agregaría también: el cómo. Información Excelsior.com.mx