Para muchos padres de familia el carácter gratuito de la educación pública se antepone a la idea de que se les cobre, siquiera algo simbólico, para cubrir las necesidades más apremiantes de los planteles.
Como en cada inicio del ciclo escolar, el tema de las cuotas que se cobra a los alumnos que asisten a escuelas públicas causa polémica y controversia.
Para muchos padres de familia el carácter gratuito de la educación pública se antepone a la idea de que se les cobre, siquiera algo simbólico, para cubrir las necesidades más apremiantes de los planteles con miras a dar una mejor atención de los estudiantes.
En no pocas ocasiones se han difundido casos de personas que denuncian a las escuelas por no permitir el ingreso a aquellos alumnos que no cubren estas cuotas predeterminadas por un comité de padres de familia.
En estas situaciones la dirección de los colegios es sólo un interlocutor, pues el manejo de los recursos no está a cargo de los directores, sino de las propias sociedades de padres de familia.
Aunque las autoridades educativas de Yucatán hacen un llamado a las escuelas públicas de nivel básico, desde preescolar hasta primaria, a que eviten el cobro de cuotas, lo cierto es que cada plantel al conformar su sociedad de padres de familia sienta las bases para establecer acciones con las cuales dotar a los planteles de todo aquello que el Estado no puede proveer de manera oportuna o suficiente debido a las limitaciones presupuestales y el gran número de escuelas que tiene a cargo.
El Diario solicitó a la Secretaría de Educación del Estado (Segey) un posicionamiento al respecto y se plantearon algunas preguntas en torno al tema, a fin de entender por qué se cobran cuotas en escuelas públicas y hasta dónde su pago o no puede significar que un alumno sea excluido de estudiar.
Al inicio de clases el pago de la cuota a la sociedad de padres de familia, aunque voluntario, muchas veces se interpreta como obligatorio. Quisiéramos conocer el posicionamiento de la Segey en torno a este tema: ¿Es válido pedir cuota?
Segey responde sobre las cuotas escolares
La Segey reitera el llamado al personal docente y directivo de las escuelas públicas de la entidad a evitar el cobro de cuotas de colaboración a padres de familia, como un requerimiento para el ingreso de las niñas y los niños a las escuelas.
Las aportaciones que los tutores hacen a las escuelas públicas son netamente voluntarias y de acuerdo con las posibilidades económicas de cada familia; no son requisitos para el acceso a la educación.
¿Hay un tope de monto de cuota por alumno?
La Segey no solicita cuotas.
¿Para qué se destinan las cuotas?
Los padres de familia que colaboran, determinan el destino de ese recurso según lo que acuerden en el seno del Comité de Padres de Familia. La Segey no determina en que se utiliza dicho recurso.
¿Es condicionante para ser admitido en la escuela haber pagado cuota?
No.
¿La Segey provee a todos los planteles públicos todo lo necesario para su manutención y óptima operación durante el ciclo escolar (material de limpieza, focos de repuesto, papel sanitario, gises, ventiladores, etcétera)?
Cada mes la Segey proporciona material de limpieza e higiene a las escuelas de todo el estado.
¿Cuántos planteles de educación básica (preescolar, primaria y secundaria) tiene a su cargo la Segey?
Son 3,072 planteles aproximadamente, desde educación inicial hasta secundaria.
¿Estos planteles están recibiendo mantenimiento ahora? De ser así, ¿qué trabajos se realizan; si no, ¿por qué y hasta cuándo?
Se ha intervenido durante el curso 2022-2023 un total de 2,500 escuelas, lo que representa una inversión de $189.836,085.70. El mantenimiento se realiza de acuerdo con las necesidades que vayan surgiendo, pero en la práctica es una labor cotidiana.
¿Cuántos alumnos de estos niveles regresarán a clases al inicio del próximo ciclo escolar?
Son 428,490 alumnos aproximadamente de educación básica.
Realidad sobre las cuotas escolares en Yucatán
El Diario contactó a una directora de un preescolar para que nos hablara sobre el tema y de cómo se financia una escuela pública para ofrecer a los alumnos mejores condiciones para su experiencia educativa.
A petición de ella omitimos su nombre.
Primero la entrevistada explicó que las escuelas públicas de educación básica van desde preescolar, pasando por primaria y hasta secundaria.
En Yucatán se cuentan por miles, de diversos tamaños y con matrículas de alumnos muy variadas, habrá planteles con decenas de estudiantes y otros con cientos de ellos, pero ante todo cada escuela tiene necesidades particulares entre sí.
A su decir, si bien la Segey procura que estas escuelas se encuentren en condiciones óptimas para operar y periódicamente abastece de material de limpieza e higiene, muchas veces se dan gastos no considerados dentro de lo que habitualmente se les destina.
Por citar algunos ejemplos, la directora comentó que luego del período de vacaciones y antes de que los estudiantes regresen a las aulas hay grandes extensiones de terreno donde la hierba crece y con las lluvias proliferan los criaderos de moscos transmisores de enfermedades.
Esto, dijo, hace necesario desyerbar los alrededores y fumigar los espacios educativos; a veces se requiere reemplazar algunos vidrios rotos o cerraduras, reparar un ventilador, dar mantenimiento o arreglar el equipo de sonido o alguna pantalla para la proyección de materiales audiovisuales, conformar un botiquín de primeros auxilios e incluso afinar el piano de la escuela.
“Lo que quiero decir es que la autoridad educativa del Estado hace lo que puede y está en sus manos para darle a todos los planteles a su cargo lo necesario, básico e indispensable para iniciar el curso escolar en las mejores condiciones posibles y periódicamente reabastecen de productos necesarios para la limpieza y la higiene”, comentó.
“En este sentido, está muy bien y no habría por que pedir cuotas, pero estamos hablando de miles de escuelas, cada una con necesidades muy particulares cuyos satisfactores no sería justo que salieran del peculio o del salario de los administrativos o docentes”.
“Estos problemas o carencias quedan de manifiesto cuando se conforman los comités o sociedades de padres de familia, una estructura al interior de cada plantel en el que los padres son partícipes, toman sus propias decisiones y donde el director y los docentes son tan sólo facilitadores u orientadores, nunca protagonistas”.
“Que la educación pública es gratuita, sí lo es; que las escuelas cobren la cuota, eso no es verdad; son los propios padres de familia organizados los que realizan un ejercicio de revisión de las principales necesidades y carencias más apremiantes que tiene el plantel para buscar soluciones prontas y adecuadas”.
La entrevistada indicó que la conformación de las sociedades de padres de familia tiene como principal propósito involucrar a los padres de los alumnos en el quehacer de la educación de sus hijos.
Mediante asambleas se hace una revisión de los principales problemas y carencias del plantel y se establecen prioridades, todo de común acuerdo. Se establece un presupuesto para atender esas carencias y éste se divide en forma equitativa entre el total de alumnos que asisten a la escuela”.
“Siempre se busca que las cuotas de los padres de familia se establezcan de tal forma que no lesionen la economía del hogar (hay familias que tienen hasta tres hijos en la misma escuela o divididos en diversos planteles del nivel básico)”.
“Se ofrecen facilidades para cubrirlas, por ejemplo, en algunos casos se pide ponerse al corriente con la cuota única antes de las vacaciones de diciembre”.
“Otra cosa muy importante es que existe el esquema de ‘fajinas’, esto es el intercambio de un servicio del padre de familia hacia la escuela por las cuotas de sus hijos”.
“Así, en caso de que un padre de familia definitivamente no pueda pagar la cuota, puede prestarse a realizar algunas tareas en favor de la escuela como algún trabajo de plomería, fumigación, pintura, carpintería, desyerbe, cambiar una cerradura, etcétera, siempre hay una forma de retribuir”, destacó.
“No son los directores ni los maestros los que cobran las cuotas, son los propios padres a través de su tesorero y con el apoyo de los padres en su calidad de vocales en cada grupo”.
“La escuela lo único que hace es llevar un control de los gastos que se hacen para rendir cuentas cuando así corresponda; se documenta cada gasto, incluso aquellos que fiscalmente no pueden comprobarse, de alguna manera quedan contabilizados y legitimados para cualquier aclaración”.
“Existen programas federales como ‘La Escuela es Nuestra’, una estrategia mediante el cual se puede acceder a recursos destinados a cubrir requerimientos o satisfacer necesidades de infraestructura o equipamiento en los planteles”.
“Nosotros hemos hecho uso de este apoyo para la adquisición de equipos de pantallas para la proyección de vídeos y otros materiales auxiliares pedagógicos”.
Información de Diario de Yucatán