Hay gente que lucha desde el primer momento en que nació. Tal es el caso de Russell William Appold Jr., un bebé prematuro extremo que nació pesando 480 gramos y pasó 3 meses en una incubadora hasta ser dado de alta.
Su logro no es menor. Los bebés nacidos en el sexto mes de embarazo tienen un diagnóstico muy reservado. Las estadísticas le concedían a Russell apenas un 14% de probabilidades de sobrevivir.
En una entrevista, la madre de Russell, Natasha Williams, admitió que desde el principio sabía que sería un embarazo difícil. Luego de tener dos hijos saludables, Natasha había perdido tres embarazos y en esta ocasión no se hacía ilusiones.
Cuando Russell nació a las 22 semanas de embarazo, los médicos tenían severas dudas sobre el posible desarrollo del bebé. Fue la neonatóloga Jay Goldsmith quien lanzó un vaticinio que hoy en día todos los implicados recuerdan claramente:
“Yo sé que será un guerrero”.
En Estados Unidos apenas uno de cada diez bebés nacidos tan prematuramente consiguen desarrollarse. Y los números son aún menos halagüeños en Luoisiana, donde nació Russell.
Tratándose de una situación límite, los médicos estadounidenses debaten ampliamente sobre cómo debe tratarse a los recién nacidos que nacen antes de las 25 semanas.
En el caso del hijo menor de la familia Appold, había nacido con ictericia, además de una serie de padecimientos que hicieron sumamente complejo su tratamiento.
Y, contra todo pronóstico, Russell fue dado de alta tras pasar 133 días en cuidados intensivos. En mayo pesaba una libra y en octubre ya rebasaba los cuatro kilos.
Con información de Nola