Yuriria Sierra
“La gallina de los huevos de oro se nos fue secando…”, dijo ayer Enrique Peña Nieto. Lo hizo durante la presentación de nuevas prestaciones sociales para el blindaje de la economía familiar, porque todavía no acaban de anunciar cuanta cosa se les ocurre para darnos alternativas, y razones, para aceptar que el precio de la gasolina irá subiendo al paso de los meses. Y en la analogía se refería al petróleo y a cómo durante los últimos años lo que en algún momento fue un sector poderoso a nivel mundial ha terminado en ser uno que hoy está en crisis en al menos 125 países del mundo. Por eso se han ido acabando las reservas globales, sí, pero también porque el mundo está mudando de las energías fósiles hacia las energías limpias. Aquí lo escribí hace un tiempo, cuando la Reforma Energética acaparaba la discusión: el petróleo ya no vale lo que antes, más nos valía cambiar la manera en que se administraba, porque por mucho que seamos un territorio altamente explorable, no sirve de mucho si el negocio ha perdido rentabilidad. En México no supimos leer a cabalidad esta tendencia y por eso hoy atravesamos esta complicada coyuntura.
Y sí, esa gallina se nos fue secando. Los huevos de oro fueron cada vez menos y su valor también, pero sin duda una de las causas que han hecho que “no comprendamos”, es que ésta junto con otras gallinas hicieron tan apetecibles sus “huevos” que las aves carroñeras se las llevaron hasta para quedarse los cartones. O por lo menos en cartones de huevo fue donde encontraron anteanoche, en efectivo, los 23 millones de pesos en una casa de Javier Duarte en la colonia Del Valle, en la Ciudad de México. El presupuesto es la gallina más productiva para cualquier funcionario deshonesto; siempre encuentran manera de hacer que les produzca más de lo ética y legalmente permitido.
Ahí están todos los senadores y diputados, quienes a pesar de las protestas y movilizaciones, siguen sin renunciar a sus vales de gasolina, ni los de Morena, que no se cansan de decir que ellos votaron contra la Energética. Y junto con ellos, los legisladores locales en Querétaro, que tendrán un incremento, nada más, de 80.85% en su sueldo, el equivalente a 38 mil pesos, así que ya no cobrarán 47 mil pesos al mes, sino 83 mil pesos.
Quienes intentan aparentar que no explotan tanto a su gallina son los consejeros electorales. El miércoles, Lorenzo Córdova anunciaba que detenían la construcción de su nueva sede sobre Calzada de Tlalpan, cuya inversión es de mil 70 millones de pesos. Pero ayer por la mañana aclaraba que sí, que ya no seguiría la construcción de las dos nuevas torres… pero hasta nuevo aviso. Que el proyecto se suspendió, en solidaridad a la coyuntura, pero no se canceló, que no nos emocionemos. Eso sí, de los iPhones 7 que recién habían solicitado no dijeron nada, igual y el pedido ya no se pudo cancelar.
Algunos gobernadores en la República han querido poner su ejemplo de conciencia social, y se han “apretado el cinturón”, como Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, el de Nuevo León, quien se disminuyó el salario y el de su gabinete en 20%; lo mismo hizo el gobernador de Zacatecas, Alejandro Tello. Su homólogo de Guanajuato, Miguel Márquez Márquez, los siguió aunque sólo se redujo 16% y a su gabinete, ocho por ciento.
Y aquí, en la Ciudad de México, están por anunciarse las propuestas de Miguel Ángel Mancera para enfrentar el gasolinazo, entre ellas, dicen, la Coparmex capitalina anda sugiriendo una pertinente reducción al Impuesto Sobre la Renta, que a muchos trabajadores formales sí les haría una gigantesca diferencia.
El punto es que ahora se nos intenta decir lo que debieron expresar a su debido tiempo. Sí, el petróleo fue perdiendo valor, pero los huevos fueron tan abundantes y brillantemente dorados durante tantas décadas que todos nos dimos al despilfarro: los gobiernos y los ciudadanos que gozamos altamente del subsidio. Hasta que de los huevos sólo quedan, casi casi, los cascarones rotos… y las cajas de cartón con efectivo. Información Excelsior.com.mx