Tuvieron que pasar ocho años para que Irlanda volviera a un repechaje en Europa en busca de clasificarse al que sería su cuarto Mundial en Rusia 2018, tras haber participado en Italia 1990, Estados Unidos 1994 (donde perdió con México en fase de grupos) y en Corea-Japón 2002.
Sin embargo, el antecedente para los irlandeses en repesca no es nada agradable, ya que en su memoria quedó un recuerdo que les “llena de sangre el ojo”, luego de que en noviembre de 2009 se enfrentaron ante Francia en eliminatoria directa en busca de calificar a Sudáfrica 2010.
Aquella definición se vio empañada por una jugada que, literalmente por su “manufactura” y por el jugador que la realizó, desató una ola de críticas contra el Fair Play.
El goleador francés, Thierry Henry, metió un pase con la mano en tiempo extra para que William Gallas consiguiera el gol que a la postre significó que Les Bleus clasificaran al primer mundial en tierras africanas, en perjuicio de Irlanda.
De inmediato, los irlandeses reclamaron histéricos la acción prohibida al árbitro del partido, el sueco Martin Hansson, quien simplemente hizo oídos sordos a los reclamos que se terminaron ahogando en la desesperación, mientras Henry, con una sonrisa de oreja a oreja, corría para festejar con sus compañeros.
Fue tanta la impotencia de Irlanda que incluso después del partido pidió a la FIFA que repitiera el juego; el organismo se negó pese a la gran presión mediática alrededor del mundo.
Cuatro días después del escándalo y en medio de las acusaciones de corrupción contra el entonces presidente de FIFA, Joseph Blatter, el mandamás de la Asociación de Futbol de Irlanda reveló que fue la propia FIFA les pagó cinco millones para que no fueran a tribunales.
“Llegamos a un acuerdo. Aquello (el partido) fue un jueves y el lunes el acuerdo estaba redactado y firmado. Fue un acuerdo muy bueno y legítimo para la FAI”, dijo en aquel entonces John Delaney, presidente de la Asociación Irlandesa.