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De vuelta al comienzo

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El torneo mexicano regresó, en medio de otra emergencia para nuestro fútbol; en días recientes el que fue, hasta la Copa América el encargado de dirigir a la Selección Nacional, Jaime Lozano, terminó su relación laboral que lo tenía en el banquillo desde hace poco más de un año. Habiendo llegado con el titulo de ‘interino’, Lozano fue extendiendo su contrato hasta llevarlo a dirigir el torneo más importante del Continente; después de dos medallas de bronce, con la selección Sub 23, en Juegos Panamericanos y Olímpicos, se le catapultó como candidato natural al banquillo de la selección mayor, tratando de recuperar cierto protagonismo al ganar la Copa Oro 2023, contra Panamá, luego de que México intercambiara la hegemonía del torneo con Estados Unidos; desde la década de los años 90, la Selección Mexicana no ha repetido consecutivamente el campeonato, mientras que el combinado estadounidense logró tres coronas al hilo en 2002, 2005 y 2007. Sin ser un torneo de élite, haber regresado al equipo tricolor a la cima de la cadena de CONCACAF resultaba muy importante, sobre todo, después del fiasco que había significado la eliminación en fase de grupos del Mundial de Catar 2022.

Antes de llegar a la Selección, Lozano tenía planes que compartía a diestra y siniestra en caso de llegar a tomar las riendas; los parados tácticos, las posibles alineaciones con todo y sustitutos, hablaba bien y era amable ante las cámaras; pero al momento de llegar al banquillo, todo lo anticipado se fue diluyendo de a poco. El cambio más radical, llegó cuando tuvo que hacer la convocatoria para Copa América, pareció casi obligado a hacer un recambio generacional radical, sin haber acompañado correctamente a los elementos más novatos que incluyó en la lista, dejando fuera nombres importantes que podrían seguir sosteniendo y respaldando el nuevo proyecto. A pesar de que se dijo que no importaba el resultado en la competencia más importante del continente, cuando antes también se dijo que México debía terminar entre los cuatro primeros lugares, Lozano fue una víctima más de las decisiones arrebatadas de los federativos mexicanos, que actúan como una hidra de varias cabezas, cuando una dice una cosa y otra algo completamente diferente, pero siendo todas verdad; Lozano se quedaría en el banquillo, pero ya no como Director Técnico absoluto, tal vez como un auxiliar sobre experimentado.

Hoy suenan muchos nombres para la Selección, ninguno confirmado; se mencionan estrategas que parecen inalcanzables, otros que ya han estado al frente y con los que tampoco se ha logrado el pírrico anhelo de llegar al quinto partido de un Mundial. La realidad es que no importa quién esté al mando del equipo mexicano, cuando no hay una liga y material humano que sostenga al que sea el elegido; cuando los que deciden convocatorias y, en ocasiones, hasta alineaciones, se encuentran fuera de la cancha y pocas veces, o nunca, jugaron al fútbol, mucho menos de manera profesional. El Director Técnico de la Selección Mexicana, ha tenido que ser un mediador, entre los intereses comerciales y económicos de marcas patrocinadoras, dueños de clubes de la liga, televisoras y caprichos de los propios dirigentes de la federación, que le responden a las mismas marcas, clubes y televisoras, sin que sea el trabajo de cancha lo más importante para el estratega en turno. A pesar de que en esta Copa América se llevó a lo, más o menos, mejor de la liga local y poco de lo que quedaba de jugadores mexicano en Europa, el resultado fue desastroso; en balance, el Tri no recibió tantos goles, pero anotó aun menos lo que le impidió tener un promedio positivo que le permitiera avanzar en el torneo, en el fútbol se cuentan los goles y cuando en el último tercio de la cancha no hay imaginación, ni productividad, es muy difícil obtener los resultados deseados, imaginados.

La Selección se encuentra, una vez más, en un pasaje oscuro en el que no se ve quién pueda ser el indicado para rescatarle; se regresó al mismo punto en el que se le vio al finalizar el Mundial de Catar 2022, sin rumbo y sin fuerza moral para afrontar lo que viene en el futuro; manoseada y lastimada por intereses extra cancha. Habrá un periodo de espera para anunciar al designado a ocupar el puesto, aún no hay nada oficial, pero ante las carencias y crisis por las que pasa el fútbol mexicano, en general, cualquiera que acepte el puesto, lo podremos llamar como un valiente, aunque ya esté familiarizado con las formas y maneras de los que realmente manejan el entorno del balompié nacional Información Radio Fórmula

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