Por Ángel Verdugo
Uno de los ejercicios más ingratos por las exhibidas que da a uno la terca realidad, la cual no respeta prestigios de adivinador alguno —incluido por supuesto, ese portento de sabiduría y capacidad para ver el futuro que es Walter Mercado—, es pronosticar el comportamiento de algunas variables económicas y por supuesto, las decisiones que el gobernante tomará en cuestiones políticas.
Mercado, el Rey de las Capas, por más méritos que hace para colocarse como el gran adivinador, una y otra vez es derrotado por conocidos y prestigiados columnistas mexicanos quienes, una vez que el PRI ha decidido —en la práctica— quién será su candidato a la Presidencia de la República, nos anuncian —sobrados y soberbios—, que ellos ya sabían que el presidente Peña Nieto había decidido que el Dr. José Antonio Meade fuere el candidato del PRI desde el año 2016, cuando lo designó para estar al frente de la Secretaría de Desarrollo Social. Es decir, ellos ya sabían lo que el presidente Peña todavía ignoraba; ellos, con su poder adivinatorio, tenían claro lo que sucedería el 27 de noviembre de este año. Ése es power, no literatura.
Hoy pues, la duda no está relacionada en modo alguno con esa capacidad adivinatoria de nuestras luminarias, sino con un aspecto diferente: ¿Por qué se tardaron tanto en decírnoslo? ¿Acaso firmaron un pacto de confidencialidad, todos ellos, con el presidente Peña?
Mejor dejemos a nuestros grandes síquicos que sigan festejando por haber sabido de la nueva posición del Dr. Meade —desde meses antes de llegar éste a la SHCP—, y pasemos a un burdo intento de mi parte para hacerles competencia. Suplico, de entrada su comprensión por la exhibida de mi incapacidad debido a los caprichos de la realidad la cual, no se tentará el corazón para ridiculizarme en esto de las artes adivinatorias que bien sabemos, usted y yo, están reservadas para algunos de nuestros más distinguidos analistas y comentaristas.
Dentro de un año exacto —a la misma hora que lee usted esta columna—, el Dr. José Antonio Meade ya habría tomado posesión del puesto para el cual habrá de ser elegido el 1 de julio del año próximo. Si bien, lo reconozco, no llego a la capacidad adivinatoria de varios de nuestros analistas y comentaristas —que las más de las veces confunden los análisis económicos y políticos con los análisis clínicos–, algo le sé al asunto.
Ahora bien, por simple respeto a los que serán designados dentro de poco menos de un año, no le daré a usted los nombres de los integrantes de los gabinetes Legal y Ampliado del presidente Meade porque hoy, ni ellos mismos lo saben. Es más, el mismo Dr. Meade ignora hoy, que en un año los nombrará.
Nuestras estrellas de la adivinación ya conocen dichos nombres y, en un gesto de confianza en este aprendiz que aprecio, me entregaron la lista completa de quienes integrarán, como dije, ambos gabinetes.
Me interesa más comentarle algo diferente a la designación de Meade y de otros candidatos a la Presidencia; algo que tiene que ver con la situación que encontrará el Dr. Meade en este sufrido país y su estancada economía, a partir del 1/12/2018. También, aspectos relacionados con la situación política que estará, como solemos decir, muy revuelta para esas fechas.
Por encima de la euforia que hoy todo lo avasalla, hay una realidad que parece encaminarse a una complicación que, a querer y no, debe ser atendida, no menospreciada. ¿Le parecería que siguiéremos el miércoles próximo? Lo espero. Información Excelsior.com.mx