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En varias religiones se cree que alguien que se quita la vida no va al cielo, pues se considera al suicido un pecado.
Esto lo entendieron de mala forma Jeff y Linda Hullibarger, cuyo hijo Maison se quitó la vida el pasado 4 de diciembre a los 18 años.
Aunque querían que su funeral fuera una tranquila ceremonia, se vio ‘arruinada’ por el sacerdote Don LaCuesta, quien criticó la forma en que el joven terminó con su vida y señaló que iría al infierno.
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Ahora los padres piden que sea relevado de su puesto en la iglesia de su localidad de Temperance, estado de Michigan.
La pareja contó a la prensa local que se había reunido con el religioso antes del funeral y que discutieron en detalle lo que diría en su homilía. Le vieron incluso tomar notas durante su conversación.
Queríamos que fuera una celebración de cómo vivió Maison y no de cómo murió”, señaló Linda Hullibarger.
Él estaba condenando a nuestro hijo, casi llamándolo pecador. Se preguntaba si se arrepintió lo suficiente como para llegar al cielo. Dijo ‘suicidio’ más de seis veces”, recalcó Jeff Hullibarger.
En un momento, el padre del difunto se acercó al púlpito y susurró al religioso: “padre, por favor, pare”. Sin embargo, la pareja asegura que el sacerdote continuó criticando la forma en que murió su vástago.
En respuesta a este incidente, la Archidiócesis de Detroit emitió un comunicado, admitiendo que fue “una situación insoportable que lo hizo aún más difícil, y lo sentimos”.
Los oficiales católicos reconocieron que “la familia no fue servida como debería haberlo sido” e indicó que el padre Don LaCuesta “no predicará en los funerales en un futuro previsible, y sus homilías serán revisadas por un sacerdote mentor”. Información Excelsior.com.mx