Tras la muerte de su madre, un hombre decidió donar el cuerpo a la ciencia para el estudio del Alzheimer. Años después supo que lo usaron para probar bombas.
Cuando Doris Stauffer falleció en 2014, su hijo Jim donó el cerebro al Centro de Recursos Biológicos (BRC) para el estudio de los efectos del Alzheimer.
Dos años después, se enteró que el cuerpo fue vendido al ejército de Estados Unidos, quienes lo usaron para probar los efectos de las bombas camineras y los artefactos explosivos improvisados.
Jim señaló que originalmente iba a donar el cerebro a una compañía privada, pero la empresa lo rechazó y buscó otros servicios. Así encontró al ahora desaparecido BRC.
En el contrato se establecía que el cuerpo no debía ser usado en pruebas médicas donde hubiera explosiones. Días después recibió una caja con las cenizas de su madre, aunque no se le especificó el uso que le dieron a los restos.
En el 2016, la agencia Reuters le informó a Jim el uso que BRC le dio a los restos de su mamá, al ser uno de los 20 cuerpos que vendieron al ejército sin tener autorización de sus familiares.
En tanto, el gobierno señaló que el BRC fue deshonesto pues se suponía que las familias habían permitido que los cuerpos se sometieran a pruebas explosivas.
Con información de Milenio.