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Dos Bocas… ¿más que alimentar?

Por Chismecito Político

En la vida hay cosas que salen demasiado caras… como unos tenis rotos de Balenciaga, terminar con el amor de tu vida, o la refinería de Dos Bocas.

O al menos eso parece.

No nos malentiendan, la refinería Olmeca es un gran proyecto y es necesario, aunque la oposición, que gastó millones en bardas fallidas, abogue por lo contrario. Y hay que reconocer que su construcción ha avanzado demasiado rápido, mucho más que lo esperado. Sin embargo, también hay que criticar que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador fijó expectativas muy altas.

Expectativas que quizá no se cumplan.

El proyecto, uno de los estelares de la 4T, junto con el AIFA y el Tren Maya, está previsto que se termine el 2 de julio de este año. Es decir, que se termine en tiempo récord… en 50 días.

Y no hay que regatearle al gobierno que, verdaderamente, la construcción ha avanzado a pasos acelerados. En promedio, un país tarda alrededor de 8 años en poner en marcha una refinería. En el caso del gobierno de López Obrador, en poco más de tres años casi se termina una refinería.

El problema, sí, es que esa refinería quizá se termine a las prisas y con sobreprecio. Lo del sobreprecio es normal. Todo proyecto de infraestructura es normal que se encarezca durante su construcción, a causa de factores como la inflación, así como los imprevistos esperables que ocurren durante las obras.

La cuestión es que el gobierno de AMLO ha pecado de entusiasmo y de no ser claro. Sería entendible e incluso loable que admitiera que el proyecto tiene retrasos y que factores externos y geopolíticos, como la pandemia y la guerra en Ucrania, han dificultado su realización.

Pero el gobierno, en un país acostumbrado a obras inconclusas, está prometiendo faenas irrealizables y que terminan a medias.

Lo vemos con el AIFA, que pese a tener casi dos meses de haber sido inaugurado, todavía está inconcluso. Las vialidades son un desastre y su planeación no es la esperada.

Con Dos Bocas pasa lo mismo: Bloomberg reportó anoche que de 9 mil 800 millones de dólares presupuestados originalmente, la refinería Olmeca saldrá en al menos 14 mil 500 millones. Casi el doble.

Ese sobreprecio es, sin justificarlo, entendible en un contexto de pandemia y de guerra. La cosa está en que el gobierno no quiere ser honesto y se empecina y se encapricha en cumplir con metas irreales.

Y si algo nos demostró la tragedia de la Línea 12 es que siempre es malo terminar obras a las prisas con fines político-electorales. Es mejor aguantarse las críticas y los periodicazos por las tardanzas y las demoras, que arriesgar vidas por obras terminadas de manera apresurada y a la “ahí se va”.

Sería mejor que el AIFA se hubiera retrasado un par de años para garantizar un espacio aéreo seguro, el cual hoy no existe y que ya se empieza a notar con constantes incidentes en el AICM, que arriesgarse a una tragedia.

Lo correcto sería que la refinería de Dos Bocas se retrasara lo necesario para que sea una obra digna… antes que una bomba de tiempo esperando suceder.

Total, es mejor tardarse en terminar algo que dejar una barda abandonada como la de Tula. Información Radio Fórmula

 

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