Las actrices participaron en el programa Protagonistas del teatro regional, de la Sedeculta.
Mérida, Yucatán, 28 de agosto de 2024.- La vida, la trayectoria y algunas anécdotas de dos personajes relevantes de las artes escénicas de Yucatán fueron parte del programa Protagonistas del teatro regional, durante el conversatorio Actrices y amigas: Eglé Mendiburu y Conchi Roche, realizado en la Cineteca Nacional “Manuel Barbachano Ponce”.
En la plática efectuada como parte del Día de los Adultos Mayores asistieron la titular de la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta), Loreto Villanueva Trujillo, el sector teatral y público en general, las protagonistas compartieron el cúmulo de momentos significativos y las experiencias relevantes que han sido parte de sus caminos en el quehacer artístico.
Tras entregar los respectivos reconocimientos a las artistas, la funcionaria estatal les externó “ustedes son el vehículo para hablar de problemas sociales, de cosas que son tabú. Admiro el valor que le tienen al arte y al teatro, y la generosidad con la que han compartido su saber, gracias. La disciplina, la constancia y el amor nunca los han perdido. Son un ejemplo y faro de luz de muchos artistas que están empezando”.
Ante el director de Desarrollo Cultural de la dependencia, Enrique Martín Briceño y la coordinadora del Centro Cultural “La Ibérica”, Celia Pedrero Cerón, contaron que tienen 65 años de amistad y se conocieron en el tercer año de primaria en el Colegio Hispano Mexicano; Eglé recordó que recibió su primera oportunidad en la obra La culta dama, de Salvador Novo, en la que sustituyó a Nancy Roche, hermana de Conchi y primera mujer que fue directora.
Acompañadas de las ovaciones de los asistentes que se congratularon de escuchar cada pasaje de sus vidas, hablaron de los directores con los que han trabajado, Armando Trejo, Francisco Marín, Renato Aguilar, Raquel Araujo, Juan Ramón Góngora, Tomas Ceballos, Alberto Cepeda, Luis Pérez Sabido, Pepe Caballero y muchos más.
Eglé, precursora de espacios para la comunidad teatral que cuenta con más de seis décadas de carrera, consideró que a diferencia de lo que ellas vivieron en sus inicios procuraron tomar cursos cuando había y actualmente existe una gran preparación para quienes se dedican o quieren estudiarla.
Proveniente de una gran familia dedicada a la educación, el arte y la cultura, Conchi pidió a las nuevas generaciones de actrices y actores que “no quieran querer cobrar los millones después de estudiar, sean un poco humildes desde el día siguiente, piensen despacio y no piensen en el dinero”.
Siendo una de las fundadoras de la compañía La Farándula, al lado de Eglé, Juan Carlos Moreno y su hermana Nancy, relató pasajes del grupo y del lugar que abrieron para presentarse llamado El rincón de La Farándula.
De consejos para futuros artistas, refirieron ser disciplinados y “cuando hagan un personaje denle la verdad, el estado de ánimo personal se detiene, que el público te crea, ese es el chiste”, señaló Eglé que también ha sido directora y productora.
Conchi añadió que se debe tener amor al teatro y disfrutar con cada personaje y en ese sentido recordó que la primera propuesta que vio de niña fue Historia de una escalera, de Luis G. Basurto y desde entonces se enamoró, pero más allá de eso ella lo ha demostrado en el escenario.
La plática llegó a las anécdotas, entre ellas hablar sin darse cuenta que el micrófono estaba encendido, algunas tragedias, bromas entre actores. Y así subrayaron cómo ha sido dedicarse al teatro siendo mujeres pioneras en el ámbito, con responsabilidades familiares y laborales.
Reconocieron el respaldo de sus familias, aunque al principio algo renuentes de lo que sería su profesión, con el tiempo aceptaron y las apoyaron para su desempeño y la educación de sus hijos a quienes también tenía que llevar a sus presentaciones.
Conchi dijo que el teatro es de primera necesidad, es vital para la formación integral de las personas y apuntó que “hemos hecho tantas obras, de drama, comedia y de teatro regional ni se diga”, a su vez Eglé resaltó que “los nombres de las personas se me pueden olvidar, pero los textos jamás”.