Ejecutan a otro universitario…

Por Enrique Aranda

No acaba de diluirse la indignación causada por el plagio y ejecución del chihuahuense Norberto Ronquillo, estudiante de la Universidad del Pedregal, en Tlalpan, ni el malestar por las improvisadas “porras” con las que ya sabes quién… pareció querer minimizar la responsabilidad de la inepta Claudia Sheinbaum y su gobierno en los hechos cuando, ayer, se denunció otro hecho igualmente lamentable: el asesinato, en similares condiciones, del joven Hugo Leonardo Avendaño, egresado de nivel posgrado de la Universidad Intercontinental (UIC), también en Tlalpan, y aspirante al sacerdocio.

Apenas irrumpir en redes sociales, la información sobre este segundo caso produjo un inusitado cierre de filas en torno a la agraviada comunidad universitaria y un aporte a la generalizada convicción de la compleja situación que se vive en la capital del país, así como de repudio hacia el aún nuevo gobierno que, en opinión de especialistas, no parece tener la menor idea de cómo contener la actual escalada de violencia e inseguridad que, en cuestión de meses, acabó con la paz social en la Ciudad de México.

Vale recordar que, en su reporte al cierre de marzo, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, que preside José Antonio Ortega, destacaba ya el explosivo crecimiento, en más de 100%, de cinco de los delitos más frecuentes en la capital —violación (137%), robo con violencia a transporte público individual (159%), robo con violencia a transportista (137%), robo con violencia a negocios (136%) y robo a transeúntes (103%)—, en tanto que el número de secuestros lo hizo en 114% y las víctimas de homicidio doloso se incrementaron en 48 por ciento.

Ello, en opinión de los más, evidencia la marcada descoordinación y falta de resultados en el cumplimiento de sus tareas más elementales, igual de la Secretaría de Seguridad Ciudadana-CDMX, encabezada por Jesús Orta Martínez, que, a decir de fuentes del propio gobierno, estaría a punto de dejar el cargo, que de la Procuraduría General de Justicia, a cargo de la cuestionadísima Ernestina Godoy Ramos.

La difusión del segundo caso, como ocurrió días antes, suscitó toda suerte de manifestaciones de apoyo a familiares e instituciones involucradas y, ¡ojo!, el directo involucramiento en las demandas en pro de recuperar, ¡ya!, la paz perdida en la zona, de la jerarquía católica en su conjunto, del Arzobispado de manera particular e, igualmente relevante, de los órganos de representación de las instituciones privadas y católicas de educación superior.

El asunto, apueste usted, apunta a crecer…

ASTERISCOS

* ¡Vaya ridículo! el del rector de la Universidad La Salle, Enrique Alejandro González Álvarez, que, presionado por el intolerante lobby gay, decidió, un día antes, clausurar el evento en que Agustín Laje y Nicolás Márquez disertarían sobre el feminismo radical, la (nefasta) ideología de género y el aborto, lo que acabaron haciendo —ante un público seis veces mayor— en la Arquidiócesis.

* Será hasta la próxima semana, a decir de quienes conocen sobre el asunto, cuando las impugnaciones que de la convocatoria a la elección interna de la nueva dirigencia hicieran los priistas Ivonne Ortega y Ulises Ruiz, sean dictaminadas por la autoridad. Opiniones sobre lo que puede venir, lo hemos dicho, son todas…

Veámonos el domingo, con otro asunto De naturaleza política.Información Excelsior.com.mx