Por Francisco Zea
En estos tiempos de campaña, tendremos que ver con tristeza el bajo nivel que tenemos en este país para hacer política. Los ataques sin prueba alguna son la constante. En este marco, resulta patética la tibieza del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para decidir batear de regreso el asunto de Félix Salgado y Raúl Morón al INE. Me queda claro la muy importante presión de los actores políticos en contra del árbitro y al árbitro del árbitro en este asunto. Pero precisamente estas instituciones han sido creadas para contener las andanadas de ignorantes como Félix Salgado Macedonio. En este caso en particular, el INE aplicó el artículo 229 numeral tercero de la Ley Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, que básicamente dice que el precandidato que no presente su informe de gastos de precampaña no podrá ser registrado y, por ende, Salgado no puede estar en la elección de Guerrero. Esto es lo que dice la ley. En descargo de Salgado sí tengo que señalar que ésta es una de las resoluciones más estrictas del INE y que cuesta trabajo encontrar una resolución equivalente en la historia reciente. Es decir, nos encontramos ante lo más álgido de la política, de los ataques y de los estertores de grupos en conflicto. Lamento la falta de “tamaños” para tomar decisiones. Eso es un signo inequívoco de que los tomadores de decisiones tienen la “cola” muy sucia y, evidentemente, es la peor noticia para el país.
Para documentar un poco lo anterior, una gran cantidad de candidatos se encuentran bajo el fuego cruzado, quizá inventado, de sus opositores. Carlos Herrera Tello, quien contiende bajo la rara coalición PRI-PAN-PRD, ha sido acusado de todo. En el Senado de la República lo acusaron del desvío de 19 mil millones de pesos sin presentar una sola prueba. Le han dicho que se ha beneficiado con obras de infraestructura a través de sus empresas, pero tampoco han presentado una sola prueba.
Han cuestionado su ejercicio en Zitácuaro como presidente municipal, pero la realidad es que la fotografía del municipio del antes y después es clara, su gestión fue beneficiosa para la entidad. Un hombre muy enfocado en el problema medioambiental, obteniendo, incluso, varios premios internacionales por su enfoque ambientalista. Y lo más importante es que, al día de hoy, de los ataques en su contra, no hay una sola prueba sobre la mesa, tan sólo la asquerosa guerra sucia.
En el mismo caso encontramos a Adrián de la Garza. Este caso resulta más complejo. Pues se está enfrentando a un animal mediático como Samuel García. Perdón, se enfrenta a la esposa de Samuel García, que ella sí es un fenómeno mediático. A Mariana le queda la ingenuidad, los comentarios y su actuar en las redes. Pero debe de pensar si quiere coadyuvar para llevar al gobierno a un bruto como su marido. Que se queja de los abusos sexuales de una secta, cuando él, como un auténtico troglodita, tragando alitas, le reclama su pingüe exhibición de piernas. En fin, la guerra en contra de Adrián también es una realidad. Un hombre que tuvo una gestión exitosa y limpia como alcalde de Monterrey. Que además representa uno de los mejores cuadros en el problema que no sólo preocupa a los regios, la seguridad, sino a todos los mexicanos.
Adrián ha sido un hombre serio y puntual. Que ha dejado claro que no escatimará un solo centavo en materia de seguridad para propiciar el ambiente adecuado para que los factores productivos puedan hacer su parte y seguir generando empleos y, por ende, bonanza económica.
En fin, los ataques y la mezquindad apenas comenzaron. Hemos escuchado de todo, desde señalamientos de abuso sexual y pederastia hasta violación y la realidad es que esto apenas se va prendiendo. Tenemos aún muchas mentiras que procesar. ¿Dónde andan las propuestas y el liderazgo? ¿Dónde podemos encontrar un político que no tenga que hacer campaña reuniendo mierda y embarrándola? Extraño el liderazgo de alguien que verdaderamente ame a este país y no sólo a su proyecto e ideología. Información Excelsior.com.mx