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El capital privado

Por Martín Espinosa

Hasta donde sabemos, no ha habido cambios legales que proscriban la participación del capital privado en la vida económica del país. El sistema económico de México continúa siendo el libre mercado, orientado a las exportaciones. Somos la primera economía más grande de Hispanoamérica, la segunda de Latinoamérica y la tercera de mayor tamaño de toda América, sólo detrás de los estadunidenses y brasileños.

A pesar de la estabilidad “macroeconómica” que el país tenía hasta antes de la pandemia, lo que permitió reducir la inflación y las tasas de interés a mínimos históricos, existen grandes brechas entre ricos (la minoría) y pobres (la gran mayoría); también se observa una gran distancia en las variables económicas entre los estados del norte y los del sur. Algunos de los retos para México son modernizar el sistema tributario y las leyes laborales, así como la reducción de la desigualdad y el ingreso.

Consideran los analistas que el capital privado es el vehículo de inversión que ayudará al crecimiento de las empresas, lo que, sumado a lo anterior, propiciará la reactivación del empleo, la recuperación del salario y empujará la productividad nacional, hoy golpeada por la crisis económica que trajo el nuevo coronavirus.

Y, para muestra, un botón: la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), que encabeza Cuauhtémoc Rivera, se ha dado a la tarea de medir los efectos económicos de la emergencia sanitaria, que ya se extiende por seis meses y en su monitoreo de mercado mensual julio-agosto registra aumentos de precios que ya pegan directamente en el bolsillo de las mayorías. Limón (35.71%), jitomate (20.78%), frijol (20.26%), naranja (19.8%), tomate (17.82%), lentejas (10.92%), café soluble (3.08%), arroz (2.24%) y avena (1.32%), entre otros. Ello reafirma la tendencia inflacionaria en 2020.

Los precios de los productos de consumo obligado de la canasta básica siguen registrando un alza sistemática y generalizada en sus precios y continúan lacerando gravemente los monederos de las amas de casa y los bolsillos de los jefes de familia.

Advierte Rivera que “los hogares mexicanos no sienten lo duro sino lo tupido. El fantasma del prohibicionismo comercial recorre México; se desgarra las vestiduras generando mayor pérdida de empleos y más pobreza. Si el país cae en extremismos, como las leyes votadas en Oaxaca y en Tabasco, nos saldrá el tiro por la culata”, sentencia el dirigente empresarial.

Hay que reconocer que los signos de la reactivación económica son bastante débiles en lo que va de agosto. Un efecto más de la pandemia es la precarización laboral. Los jóvenes, la población en edad laboral, ante el fenómeno del desempleo, han optado por contratarse en labores con salarios muy bajos, abaratando su fuerza de trabajo.

Se registra que en giros como la construcción, alimentos, servicios, soporte y desarrollo tecnológico, entre otros, están recontratando empleados con salarios de entre 30 y 40% por debajo de los originales. Esta precarización laboral explica la pobre reactivación económica en curso; “si no hay control de la pandemia, no habrá una sólida reactivación de la economía”, advierten los analistas.

Hoy día, enfrentamos una amplia informalidad del mercado laboral y el impacto negativo para empresas y personas trabajadoras que ha tenido la actual pandemia en el país. De acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el empleo formal perdido en este más de medio año de confinamiento alcanzó un millón 117 mil 584 puestos de trabajo, lo que se ha traducido en un incremento de la informalidad, pero también la desvinculación de muchas personas a una fuente de trabajo.

Asimismo, las cifras de los analistas concluyen que, en agosto, si bien el desempleo se redujo, no sucedió lo mismo con el ingreso de las familias, el cual no se recuperó. Graciela Teruel, directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (Equide) de la Universidad Iberoamericana, reveló que en 30.5% de las familias la baja en sus ingresos fue de la mitad o más de lo que obtenían antes de la emergencia sanitaria; 27.2% de los hogares informó que al menos un integrante perdió su empleo o fuente de ingreso debido a la “parálisis” económica que vivió el país. A esa realidad nos enfrentamos todos.Información Excelsior.com.mx

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