Por Clara Scherer
De la información obtenida por el estudio, se sabe que 36.4 por ciento del personal de mandos medios y superiores en la Administración Pública Federal (APF), son mujeres y que ganan menos que sus pares hombres, entre un 30.8 por ciento y un 17.6 por ciento.
Claramente, es una injusticia que ahora, además, les reduzcan sus percepciones en igual medida que a los varones en proporciones de entre 30 por ciento y 50 por ciento.
Ellas, seguramente, deben trabajar la doble jornada, y como lo señala el Inegi, “el trabajo no remunerado encaminado a la producción de bienes de autoconsumo contribuyó con 1.6 por ciento del Producto Interno Bruto. Cada mujer participó en promedio con el equivalente a 55 mil 811 pesos anuales por sus labores domésticas y de cuidados”. Es decir, ganan menos, trabajan y aportan lo doble y ahora les bajarán su remuneración.
No está por demás recordar a Alda Facio: “La definición de discriminación contra la mujer de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer nos da una concepción nueva de la igualdad entre los sexos que se fundamenta en que mujeres y hombres somos igualmente diferentes.
La definición dice que es discriminatorio todo trato que tenga por resultado la desigualdad, lo que quiere decir que si a una mujer se le da un trato idéntico al del hombre y ese trato la deja en una posición inferior, ese trato en sí es discriminatorio, aunque su objetivo haya sido la igualdad.” O sea, esa ley de remuneraciones es discriminatoria y la misma CEDAW recomendó en 2018 “Derogar todas las disposiciones legislativas discriminatorias con las mujeres y las niñas”.
Ninguno de los sexos debe ser el parámetro o paradigma de lo humano porque ambos, mujeres y hombres, somos diferentes e igualmente humanos. Por ello, urge seguir implementando las modificaciones hechas a leyes, reglamentos y manuales que permiten que mujeres y hombres tengan una mayor y mejor participación en la vida familiar, entre las cuales se destacan las licencias por paternidad en las instituciones de la Administración Pública Federal.
Crear mayor conciencia y participación de los hombres en la crianza de los hijos, así como también en las actividades del hogar, siguen siendo tareas pendientes de la sociedad mexicana y el gobierno debe sumarse a este empeño.
Debe hacer su parte para atender el vacío que se registra entre las obligaciones de cuidado impuestas a las familias y la ausencia de servicios, infraestructura y provisiones para el cuidado.
El Comité de la CEDAW, en 2018, “reiteró la urgencia de aumentar el acceso de las mujeres al mercado de trabajo formal, microcréditos y préstamos; intensificar los esfuerzos para reducir y cerrar la brecha salarial por razón de género, así como hacer cumplir las leyes de protección y promoción de las licencias de maternidad, incentivar a los hombres para que ejerzan su derecho a la licencia parental y agilizar la aprobación de la política nacional de cuidado para ofrecer servicios de guardería suficientes, accesibles y adecuados”.
Es ilustrativo hoy, recordar las palabras de Ignacio Ramírez, el Nigromante, secretario de Justicia e Instrucción Pública durante la presidencia de Benito Juárez: “…y si igualada la mujer con el hombre duplicara las riquezas y los placeres, y borrara la mitad de los delitos”.
Licenciada en pedagogía
clarasch18@hotmail.com
Información Excelsior.com.mx