Por Francisco Garfias
No hay duda de que López Obrador es un hombre que sabe llegar al corazón de millones de mexicanos. Tiene un formidable instinto popular. Es su principal fortaleza.
Lo que también ha quedado claro en sus ya casi seis meses de gobierno es que la gestión del Estado no es lo suyo, y el manejo de información menos.
Una y otra vez han chocado sus declaraciones con datos oficiales o de agencias especializadas. Llámese crecimiento económico, empleo, consumo, recaudación, seguridad o salud.
Ya es costumbre —y hasta motivo de chascarrillo— la frase que utiliza para rebatir indicadores que no le favorecen.
“Yo tengo otros datos”, dice.
Ayer negó en la mañanera que haya despidos de médicos y enfermeras, luego que una reportera mencionó reportes sobre el corredero de trabajadores en hospitales públicos en 24 estados.
Sin el menor rubor, el Presidente afirmó que eso es cosa del “hampa del periodismo” para afectar a su gobierno.
Dijo: “No se está despidiendo a nadie. Es propaganda, es para afectarnos. Ya ven cómo es el hampa del periodismo. No todos desde luego…”.
¿Calumnia para afectarlo?
En su carta de renuncia, Germán Martínez, exdirector del IMSS, revela injerencias “neoliberales” sobre el Seguro Social: “Ahorros y más ahorros”, “recortes de personal y más recortes de personal”.
“Muchos trabajadores siguen sin certeza laboral, otros sin contrato, algunas vacantes aumentan, el rezago en infraestructura es brutal —en 2019 prácticamente está en 0% el avance de obras y el pago a proveedores…”.
¿Cosa del hampa del periodismo?
El portal de Excélsior publicó ayer un informe de la Secretaría de Salud a los diputados en el que se asienta que la SHCP retuvo mil 201 millones 634 mil pesos al sector salud.
Los programas más afectados son los de atención a la salud materna, control de sobrepeso, obesidad y diabetes. Cancerología y el Centro para la Prevención y el Control del VIH-Sida también padecen los “ahorros”.
¿Invento de columnistas?
Los directores de los institutos nacionales de salud han cerrado filas para exigir solución ante los recortes presupuestales.
Estos se traducen —según una manta colocada en las rejas del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias— en desabasto de medicinas, insumos y “falta de personal” para atender a los enfermos.
¿Calumnia para afectarlo?
El líder del sindicato del ISSSTE, Luis Miguel Victoria Ranfla, se quejó ayer de que no han bajado el Presupuesto al instituto y que la austeridad pone en riesgo la vida de los pacientes.
El ombudsman, Luis Raúl González Pérez se metió ya en el tema que, ciertamente, tiene que ver con los derechos humanos. Al participar en un foro sobre Desarrollo Sostenible, que se celebró en Tuxtla Gutiérrez, el titular de la CNDH dijo:
“No hay economía, ahorro o medida de austeridad que justifique que la salud, la integridad o la vida de las personas se ponga en riesgo o se comprometa innecesariamente”.
El Presidente tiene a su incondicional en el IMSS. A pesar de lo descrito, Zoé Robledo asegura que hay “eficiencia en el gasto” del Instituto. Se ha ejercido el 94 por ciento de lo presupuestado hasta ahora, asevera.
Otra cosa que ha quedado clara es la repulsión que AMLO le tiene a los “columnistas” que lo critican.
Hace unos días dijo que no forman opinión y no influyen “ni en su casa”.
El mensaje, sin embargo, no encaja con su discurso. Si ni en su casa los pelan, no se entiende que les dedique, casi a diario, alguna referencia despectiva.
¿Será porque los lee o los escucha? Es pregunta. Información Excelsior.com.mx