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Por Francisco Zea
En el famoso juicio del siglo de Joaquín Guzmán Loera El Chapo ha salido a la luz una gran cantidad de revelaciones. Las más impactantes y novelescas están plasmadas en un libro que no tiene desperdicio, titulado Las esposas del cártel, de las autoras Mía Flores y Olivia Flores. Este libro es un relato vibrante en donde describen cómo sus esposos, Margarito y Pedro Flores, inundaron Chicago de cocaína proveniente del Chapo.
Me gusta el texto porque en ningún momento es una absolución a la actividad de los narcos. Se cuenta de forma cruda la vida de excesos provenientes del dinero sucio, pero, al mismo tiempo, las vicisitudes de huir de la justicia y de los rivales. Los hermanos Flores eran tan exitosos para la distribución de droga que, reconocido por la DEA, si se hubieran dedicado a la distribución de lápices, hubieran sido billonarios. Pedro acaba de estar en el estrado declarando su relación de compra de droga con el Chapo.
Los hermanos Flores fueron tan exitosos que las autoridades allanaron en varias ocasiones sus lujosas casas en Chicago y nunca encontraron ni dinero ni droga.
El secreto consistía en sofisticadas puertas eléctricas que estaban totalmente selladas y daban acceso a todo un laberinto en donde se procesaban droga y dinero.
En ese mismo juicio, un narco colombiano dijo que Ignacio Morales Lechuga, exprocurador General de la República, había sido sobornado por el Cártel del Chapo.
Me parece fantasioso, tomando en cuenta que Nacho es uno de los notarios más exitosos del país, con una Notaría de fantasía en la colonia Juárez e ingresos de verdad espectaculares, por su talento y relaciones, no derivados de dinero del narco.
De la misma forma, en este juicio fue señalado Fabián Medina, quien en su momento era jefe del despacho de Marcelo Ebrard Casaubon, de tener relaciones complejas y peligrosas y de haber emprendido una campaña en contra de Gabriel Regino García.
Este personaje está en la mira de las áreas anticorrupción, pues hay irregularidades relacionadas con espionaje. Desde el 2006, Gabriel Regino, quien fue subsecretario de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, tuvo que sortear las intrigas de Medina, quien intentó involucrarlo con el crimen organizado.
Fabián Medina ha sido acusado por morenistas de tratar de tergiversar información para confundir su juicio respecto de muchos funcionarios en labor y propuestos, tratando de hacerse pasar como un buen investigador.
Medina salió a relucir en redes sociales cuando se difundió una grabación en la que está hablando con alguien al que llama “jefecito” respecto a una llamada que Regino García no quiso tomar y se deja entrever algún tipo de favor pedido, mientras se cuidan de no decir ningún nombre de los involucrados y beneficiados en el tema.
En fin, que este juicio es de película. Una cinta que tiene un guión mucho más ajustado a la ficción que la propia realidad. Pero lo que no se puede perder es el relato de las hermanas Flores.
Se podrán dar cuenta de la magnitud de la sofisticación del tráfico de droga y de su poder corruptor. Sin duda, la ficción es sólo una imitación de la imaginación de los lores del crimen para llegar a sus objetivos.
Al final, no tengo la capacidad para poder distinguir lo que es real y quiénes están involucrados. Como dicen, no hay fuerzas armadas que puedan resistir cañonazos de millones de dólares. Información Excelsior.com.mx