Por Pascal Beltrán del Rio
Lograr un crecimiento económico de 4% anual fue una de las principales promesas de campaña de Andrés Manuel López Obrador.
El 18 de marzo de 2018, luego de hacer una guardia de honor y colocar una ofrenda floral en el Hemiciclo a Juárez, el candidato presidencial ofreció que durante su gobierno el PIB nacional se expandiría al doble del ritmo que en el “periodo neoliberal”.
Afirmó: “Estamos haciendo nuestras proyecciones para lograr un crecimiento, en promedio durante el sexenio, de 4% anual. Va a ir creciendo cada vez más la economía, hasta que en 2024 podamos tener tasas de 6% anual, como ya se logró durante mucho tiempo en México.
“En este periodo neoliberal de 30 años, el crecimiento de la economía ha sido de 2% anual; en el periodo del desarrollo estabilizador el promedio fue de 6% anual. Se trata de un ejemplo a seguir en la aplicación de una política económica”.
No se sabe en qué proyecciones se basaba el candidato presidencial. Lo cierto es que el equipo de gobierno de López Obrador ha tenido que conformarse con estimaciones más modestas.
El lunes, al dar a conocer los Precriterios de Política Económica 2020, la Secretaría de Hacienda redujo el pronóstico de avance de la economía para este año, de un rango de entre 1.5 y 2.5% a uno de entre 1.1 y 2.1%. Y para 2020, previó el crecimiento de entre 1.4 y 2.4%, desde un rango previo de 2.1 a 3.1 por ciento.
Pese a que los analistas calificaron de sensatos los números –que incluyeron el compromiso de lograr un superávit primario de las finanzas públicas de 1.0 y 1.3% en 2019 y 2020, respectivamente–, al Ejecutivo parecieron no gustarle.
Ayer, en la conferencia de prensa matutina, López Obrador calificó de “prudente y conservador” el estimado de Hacienda –sí, “conservador”, un adjetivo que suele reservar para sus rivales ideológicos–, y lo atribuyó a un deseo de sus colaboradores de no caer en contradicciones con los datos publicados por el Banco de México. “Yo considero, y a las pruebas me remito, que se quedaron cortos en la proyección. Yo pronostico que vamos a crecer 2% y el año próximo 3% y apuesto, trato hecho”, afirmó el Presidente. De 4% ya ni habló.
La última vez que la economía creció a una tasa de 4% o más fue en 2010, y fue como rebote a la contracción de 2019.
Si el PIB se expande 1.6% en 2019 y 2.6% en 2020 –la media de los rangos pronosticados por Hacienda–, se requeriría un crecimiento de más de 5% anual durante el resto del sexenio para conseguir el promedio que ofreció López Obrador en campaña. Por supuesto, no es imposible que eso suceda, pero dependerá, entre otras cosas, de que la economía estadunidense no se empantane o, peor aún, entre en recesión.
Si esto ocurre, la economía mexicana, enganchada como está con la de su vecino del norte, no tendría de otra, sino deslizarse por la misma pendiente.
Crecer es más que un deseo.
BUSCAPIÉS
El domingo, Donald Trump se enojó con México por no contener las caravanas migrantes y amenazó con cerrar la frontera. El lunes, Olga Sánchez Cordero descartó que el gobierno mexicano fuese a detener las caravanas centroamericanas. Algo pasó ayer, pues Trump tuiteó que “después de muchos años”, México comenzó a aprehender a “grandes grupos de indocumentados”. Más tarde, en inusual conferencia de prensa, el canciller Marcelo Ebrard dijo que no sabía de qué hablaba Trump. Información Excelsior.com.mx