Por Chismecito Político
Marcelo Ebrard debió amanecer adolorido… porque vaya gancho al hígado que le soltó ayer Andrés Manuel López Obrador en su propias narices.
En la mañanera del martes, el titular del Ejecutivo le puso un ‘estate quieto’ frente a todo el país: desde el púlpito presidencial, le mandó un ‘recadito’ sobre la sucesión presidencial que, nos cuentan, cayó muy mal en el círculo del canciller.
Y decir ‘muy mal’ es un eufemismo. Como decir ‘algo que comí me hizo daño’, para minimizar que el marisco o el suadero nos causaron tremenda salmonelosis.
Los dichos de AMLO fueron peor que un balde de agua fría… en pleno invierno en el ártico.
Como contexto, el fin de semana un grupo de militantes de Morena simpatizantes de Ebrard exigió que haya piso parejo en la contienda para elegir al siguiente abanderado presidencial del partido guinda.
Los ebrardistas, además, pidieron que la encuesta y la empresa que la lleve a cabo sean consensuadas entre todos los aspirantes presidenciales e, incluso, que se use como influencia el ejercicio demoscópico que se realizó en 2011 para elegir al candidato presidencial de la alianza encabezada por el PRD.
Es decir, aquella encuesta en donde compitió Ebrard contra el propio AMLO.
Sin que hubiera pregunta de por medio, López Obrador aprovechó la conferencia matutina para señalar que no sólo hay piso parejo en la carrera por la sucesión presidencial, sino que además desconfiar en las encuestas es desconfiar del propio pueblo.
Claro, como si las encuestas no pudieran ser amañadas o, como decía el propio AMLO en el pasado, no pudieran estar ‘cuchareadas’.
A López Obrador se le olvidó que hace 11 años Ebrard aceptó los resultados de la encuesta para elegir al candidato perredista. Ahora, trata de atajar cualquier queja y reclamo en un proceso que cada vez tiene los dados más cargados.
¿Ebrard se resignará o dará la batalla dentro o fuera de Morena?
La rabieta de Layda
Ni modo, nos quedamos sin los polémicos ‘Martes del Jaguar’, en entretenido (aunque reprobable) programa de la gobernadora de Campeche en el que se dedicaba a exhibir al dirigente del PRI.
Aunque técnicamente el programa seguirá transmitiéndose, perdió su principal atractivo: la difusión ilegal de audios contra ‘Alito’ Moreno.
Hay que reconocer, sin embargo, que Layda Sansores es buena presentadora: la rabieta que se aventó ayer fue tan entretenida como los quemones al presidente del tricolor. Información Radio Fórmula