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-La fórmula para el Senado, que integran los ex priistas Verónica Camino y Ramírez Marín, evidencia el “cambio” que propone Díaz Mena.
MÉRIDA, Yucatán.- Los morenistas se quedaron esperando la transformación en las candidaturas de su partido para el Senado, que resultó ser la misma fórmula que compitió hace seis años bajo las siglas del PRI, es decir, Verónica Camino Farjat y Jorge Carlos Ramírez Marín. El único cambio es que ahora ella va en primera fórmula cuando en el 2018 él ocupó esa posición.
Ilusos morenistas se inscribieron para que los tomen en cuenta, pero al final los chapulines se quedaron con las candidaturas al Senado.
Es obvio que detrás de la imposición de Ramírez Marín está la mano de Joaquín Díaz Mena, candidato a gobernador, quien hace todo por colocar en las candidaturas a sus amigos prianistas, no importa que tan impresentables sean ante los yucatecos.
Tampoco le importa que esos chapulines sean los responsables del hundimiento de la precampaña de Huacho Díaz y de las preferencias de Morena en las encuestas, al menos en Yucatán.
Y no se le ve dispuesto a dar un golpe de timón que evite el hundimiento. Quienes lo conocen aseguran que es soberbio, incapaz de reconocer sus errores y que suele rodearse de aduladores que le hablen bonito al oído.
No es gratuito entonces que esté 11 puntos abajo de su rival. De seguir en ese tenor, parafraseando su eslogan de precampaña, no dudamos que con Huacho seguro SÍ… pierde Morena en Yucatán.
¿En verdad creen que los yucatecos votarán por los senadores priistas que traicionaron a los electores y terminaron en Morena buscando impunidad, y ahora quieren extender esa impunidad repitiendo como candidatos al Senado?
