CIUDAD DE MÉXICO.
Las relaciones entre Estados Unidos y México, que durante varias semanas habían estado hirviendo a fuego lento a causa del problema de la construcción y el pago de un muro que el presidente Donald Trump quiere construir a lo largo de la frontera sur, hicieron erupción este jueves con el colapso de una reunión de Trump y el presidente de México Enrique Peña Nieto en la Casa Blanca, y las amenazas de la Casa Blanca de aplicar un impuesto de 20% a la importación de productos mexicanos.
Más tarde en ese mismo día, y en medio de las críticas, el jefe de la Casa Blanca Reince Priebus declaró que el arancel era solamente una de las muchas ideas que estaban siendo sometidas a consideración.
El rápido desarrollo de estos acontecimientos — que ocurrieron todos cuando Trump apenas cumplía su sexto día como presidente— tuvieron lugar en gran medida a través de Twitter, un medio a través del cual ambos líderes intercambiaron duras críticas.
Trump, quien ha insistido desde que entró a la contienda presidencial en 2015, que México pagaría el muro, tuiteó temprano la mañana del jueves que “si México no está dispuesto a pagar el muro que tan urgentemente se necesita, entonces lo mejor sería cancelar la inminente reunión” con Peña Nieto.
Trump repitió también su ya prolongada queja de que el TLCAN entre Estados Unidos, Canadá y México ha sido, en términos generales, injusto para Estados Unidos.
Peña Nieto no cayó en el garlito del presidente y le devolvió un tuit que decía:
Esta mañana hemos informado a la Casa Blanca que no asistiré a la reunión de trabajo programada para el próximo martes con @POTUS [acrónimo de President of The United States)”.
Funcionarios de la Casa Blanca, que han adoptado el estilo tempestuoso y jactancioso de su jefe, parecíeron fuera de balance por el anuncio de Peña Nieto.
El vocero Sean Spicer dijo a los reporteros que viajaban en el avión presidencial Air Force One, que llevaba a Trump a una reunión con los líderes republicanos en Filadelfia, Pensilvania:
Vamos a buscar una fecha para programar algo en el futuro. Mantendremos las líneas de comunicación abiertas”.
Por su parte, Trump quien ya había ordenado el miércoles el inmediato inicio de la construcción del muro, insistió el jueves por la tarde en que México va a pagar el proyecto de 3 mil 200 kilómetros de largo, aunque no lo sabe todavía.
Luego, en un intento por salvar su imagen, Trump dijo:
Acordamos cancelar la reunión que teníamos planeada. Y a menos de que México esté dispuesto a dar un trato justo y respetuoso a Estados Unidos, dicha reunión no será fructífera, y en ese caso quiero tomar un camino distinto. No nos queda otra alternativa”.
Pero la balandronada de Trump pareció disiparse poco después cuando Spicer, en el vuelo de regreso a Washington, dijo a los reporteros que el presidente había decidido apoyar un impuesto del 20% a todas las importaciones provenientes de México.
El vocero de la Casa Blanca dijo que ese impuesto podía generar alrededor de 10 mil millones de dólares (unos 212 mil pesos mexicanos al tipo de cambio del jueves).
Sin embargo, dicho impuesto podría ser políticamente difícil para Trump porque requiere la aprobación de los legisladores estadunidenses, quienes predeciblemente podrían mostrarse reacios a que se les relacione con algo que, en esencia, es un impuesto a los consumidores estadunidenses.
El impuesto podía generar alrededor de 10 mil millones de dólares
El rápido deterioro, en tan solo un día, de la relación de Estados Unidos con México — que durante largo tiempo han sido amigos y socios económicos— también se hizo visible en el Departamento de Seguridad Nacional donde el nuevo secretario, John Kelly, debía reunirse con Luis Videgaray Caso, el Secretario de Relaciones Exteriores de México. Videgaray Caso acababa de llegar a la reunión y fue saludado justo antes de recibir la petición de que se retirara.
Videgaray Caso se disculpó y la reunión nunca tuvo lugar en Washington. Irónicamente, la cancelación de la visita de Peña Nieto podría significar un retraso en un objetivo más ambicioso de Trump: la renegociación del TLCAN, el Acuerdo de Libre Comercio con América del Norte.
En el pasado Trump ha amenazado con retirar a Estados Unidos del acuerdo con un cuarto de siglo de existencia; pero no indicó el jueves cuándo —ni si realmente— lo haría.
Las maniobras del presidente hacia México han generado una inquietud silenciosa entre los republicanos, quienes han sido reacios a poner en duda públicamente las maniobras de Trump.
Los demócratas, en cambio, no tienen esas reservas: Ben Cardin, el demócrata de más alto rango en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, dijo al diario Wall Street Journal que Trump estaba “causando graves daños a una de nuestras relaciones más importantes del mundo”.
Ifnromación Excelsior.com.mx